"30/40 Livingstone", una mirada distinta al ser humano entre tenis y ciervos

Madrid, 19 nov.- Si la vida fuese un partido de tenis todos iríamos 30/40. Y perdiendo. Al menos, es lo que opina Sergi López, que junto a Jorge Picó presenta "30/40 Livingstone", la obra que llega desde mañana y hasta el 8 de diciembre al Teatro Abadía de Madrid.

"30/40 Livingstone" es un "espectáculo de humor, tenis y antropología". Algo que en un principio resulta desconcertante, como lo que vemos encima del escenario: un hombre que, insatisfecho con su realidad, huye y se encuentra con un curioso ciervo, un animal a través del cual conocerá aspectos de sí mismo.

La idea de la que parte la obra, ha explicado Sergi López en una rueda de prensa, es realizar una "mirada al ser humano", como si este fuera un animal "extraño y sin definir". Algo que hará replantearnos muchas de las cuestiones que rodean nuestra vida y que damos por hecho sin más.

El concepto de que vivimos en un entorno regido por una serie de normas está implícito en esa metáfora que es el partido de tenis, jugado entre el humano y el ciervo y que refuerza esa idea de dualidad entre lo natural e intuitivo y las reglas establecidas.

Todo ello se presenta en "30/40 Livingstone" bajo una capa de humor. "Pretendemos aportar algo al pensamiento colectivo de hacia dónde vamos, qué pasa, qué tendríamos que hacer... sin que se note", ha afirmado a Efe López, que comparte con Jorge Picó la tarea de ser tanto protagonista de la función como director y creador del texto.

Este triple trabajo les permite tener una "gran libertad", para jugar con las reacciones de los espectadores, quienes encuentran muchas veces en la obra "sentidos que se les escapan" en el proceso de creación, señala Picó.

Uno de los aspectos que más llama la atención en la representación es el gran peso que se le da al lenguaje no verbal, ya que en gran parte de la función, el personaje del ciervo solo se expresa mediante gestos.

"El gesto y el movimiento también son escritura", sostiene López, quien afirma que ellos no creen "en un teatro radiofónico", y que prefieren que la expresión corporal "se engarce" con las palabras.

El resultado es esta "fábula" teatral, que deja en manos del espectador la reflexión final, camuflada bajo ese aspecto "ligero e intrascendente" que sus autores buscaban de forma deliberada.

¿Y por qué 30/40? López y Picó tienen claro que este era el resultado perfecto. Ese 30/40 representa cómo todos vamos perdiendo, y que "estamos cerca de la debacle, de la catástrofe". Pero a su vez, tiene algo de esperanzador, porque "si metemos un punto, nos ponemos a la misma altura", concluye López.