Calentando motores para unas nuevas elecciones

  • Los pactos para una investidura de Gobierno son ya misión imposible. Cada minuto que pasa huele más a nueva campaña electoral.

    Han sido ellos, nuestros ineptos líderes, los que se han metido en esta especie de “Callejón del gato” guiados por sus intereses personales

Pedro Sánchez visita este miércoles la Feria de Abril
Pedro Sánchez visita este miércoles la Feria de Abril
EUROPA PRESS
José Luis Roig

Tiempo tendremos de echarle la culpa a alguien. De momento basta saber, como dijo “Guerrita”, que “lo que no pude ser no puede ser, y además es imposible”. Pues eso. Los pactos para una investidura de Gobierno son ya misión imposible. Cada minuto que pasa huele más a nueva campaña electoral. Hasta el Rey Felipe se ha dado cuenta -de momento el que mejor cumple con su papel-, que estamos en un callejón sin salida y ha convocado nuevas consultas para el 25 de abril.

Es la España política la que está en un callejón sin salida. Y han sido ellos, nuestros ineptos líderes, los que se han metido en esta especie de “Callejón del gato” guiados por sus intereses personales. Un callejón con mucha historia y muchos gatos que los madrileños de antaño conocían bien gracias a sus dos grandes espejos, uno cóncavo y otro convexo, que deformaban la figura de todo aquel que tuviera ganas de reírse un rato.

Pero hoy España no está para muchas bromas. Y la imagen de Sánchez, Rivera, Iglesias y Rajoy aparece bastante tocada y muy castigada, después de tres meses sin conseguir pactar un Gobierno mínimamente digno. Todos tienen sus excusas para explicarnos porque será esta la legislatura más breve de la democracia. Algunas son falsas y bastardas; otras, son más creíbles pero también discutibles. Pero eso lo decidirán los votantes cuando llegue su turno. Lo cierto es que a estas alturas de la película ningún político tiene claro que valga la pena negociar de nuevo, y sufrir un nuevo revés y con él un mayor desgaste que ponga en peligro los resultados de las urnas. Delante de las cámaras todos dirán lo contrario; pero la seguridad de que un pacto PSOE-Podemos, el único con posibilidades reales, pueda funcionar con garantías, es mínima. Además, Susana Díaz nunca lo permitiría. Ella sola puede torpedear con sus escaños andaluces cualquier acuerdo que no le guste o no le “parezca” bueno.

Así las cosas, el porcentaje de posibilidades para una nuevas elecciones es del 90%. Siempre hay que dejar un 10% de emergencia por si alguien -léase Peter Sánchez- se vuelve loco y decide tirarse al agua, ignorando el cartel: “Atención, NO bañarse. Peligro de tiburones morados”. Todos sabemos que el líder del PSOE estaría dispuesto a cortarse su mano derecha si con ello lograra ser presidente del Gobierno. Pero también sabe él que podría perder las dos manos y otro par de órganos si pacta con Podemos, y además sin la compañía molesta pero necesaria de Ciudadanos. Toda ambición tiene un límite. Sobre todo si al final de la calle hay una puerta abierta hacia unas nuevas elecciones. Dicen por ahí que las encuestas son malas para él, ya se verá. También dijeron que Sánchez estaba muerto, que la reina del Sur se lo iba a merendar en dos tardes, y allí sigue, paseando su palmito y de parranda por la Feria de abril.

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