El vigilante fue agredido el 1 de febrero por un grupo de jóvenes a los que les llamó la atención cuando estaban golpeando la puerta de la estación e impidiendo el paso de los viajeros.
Con la descripción facilitada por los testigos, los Mossos localizaron a dos jóvenes caminando por la Gran Via Jaume I, uno de ellos con el labio hinchado y restos de sangre en los zapatos.
Una vez identificados, les dejaron irse porque los agentes desconocían la gravedad de las heridas del vigilante y porque éstos aseguraron que solo se habían defendido.
Los Mossos finalmente detuvieron al menor cuando se presentó en comisaría para denunciar al vigilante alegando que tenía molestias en la mano, y al ver que estas lesiones eran compatibles con las heridas sufridas por la víctima, le arrestaron por desórdenes y lesiones.
La investigación sigue abierta para localizar a los otros implicados en la agresión, que supuso que el vigilante necesitara puntos de sutura.
El menor detenido fue entregado a sus tutores legales y próximamente será citado por la Fiscalía de Menores.
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