Fuerzas afganas recuperan Kunduz con ayuda de la OTAN de manos de los talibanes

Las fuerzas afganas recuperaron con la ayuda de la OTAN la ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán, brevemente tomada por segunda vez en un año por los talibanes, lo que refleja la inestabilidad del país.

La facilidad con la que los insurgentes entraron en esta capital provincial --que ya había caído en sus manos en septiembre de 2015-- para controlarla algunas horas y plantar su bandera en pleno centro, suscita grandes críticas a las autoridades.

Ello se produce mientras se inicia en Bruselas la conferencia de donantes a Afganistán, que evaluará la ayuda financiera al país hasta 2020, con el objetivo declarado de evitar que se desmorone el país.

Según el jefe de la policía de Kunduz contactado por la AFP, general Mohammad Qasim Jangalbagh, las operaciones de "limpieza" proseguían el martes por la mañana para expulsar a los últimos talibanes aún escondidos en casas del centro.

Las fuerzas gubernamentales recuperaron la ciudad en la noche del lunes, gracias al refuerzo de "un centenar de fuerzas especiales", según el portavoz del ministerio del Interior. Los insurgentes, que había llegado de cuatro frentes distintos, llegaron a ocupar el centro de la ciudad durante unas 20 horas.

"Las fuerzas aéreas afganas y de la OTAN aportaron su apoyo a las tropas en tierra", añadió, citando a fuerzas de la operación "Resolute Support" (RS, Apoyo Resuelto).

"Un helicóptero estadounidense intervino para proteger a las fuerzas aliadas" precisó a la AFP el portavoz de RS, el general estadounidense Charles Cleveland, que confirma que las tropas de su país "mantienen una sólida asistencia en la región para aportar el apoyo necesario".

Según el ministerio de Defensa "30 talibanes y tres soldados afganos murieron" durante la operación.

Los talibanes reclaman la partida de las fuerzas extranjeras y el fin de toda intervención occidental en el "emirato islámico de Afganistán", que asimilan a una "ocupación colonial".

Con esta operación, los talibanes marcan así el primer aniversario de su breve toma de Kunduz, única capital provincial que cayó en su poder desde que el régimen talibán fuera derrocado en 2001.

Esta nueva ofensiva talibán, bien coordinada, ilustra la persistente inseguridad en Afganistán. Los habitantes "están cansados y atemorizados", según una miembro del consejo provincial interrogado por la AFP, Amruddin Wali. "Hay suficientes fuerzas en la capital, pero el problema es la falta de coordinación. Todo ello ocurre por la negligencia de las autoridades" afirma.

Las tropas gubernamentales han sido acusadas de huir ante el enemigo durante el pasado verano, lo que fue calificado de falso por el portavoz del ministerio de Defensa, general Dalat Waziri.

Entretanto, Kunduz seguía traumatizada este martes. "Tiendas cerradas, calles desiertas, sobrevuelo de helicópteros", relató el corresponsal de la AFP.

"Los autobuses de la estación de autobuses, situada en los alrededores, están estacionados en la ciudad y las familias intentan embarcarse en ellos para llegar hasta Kabul", añade.

Esta gran ciudad del norte con 260.000 habitantes - sin duda más debido a los desplazamientos hacia ella de poblaciones que huyen de la inseguridad-- había registrado 300 muertos en la precedente ofensiva talibán de septiembre de 2015.

Además, un bombardeo estadounidense contra un hospital operado por Médicos Sin Fronteras había provocado en esta ciudad, el 3 de octubre pasado, la muerte de 42 pacientes y miembros del personal médico.

Este nuevo ataque de los talibanes, exactamente un año más tarde --"para mostrar a la conferencia de Bruselas que siguen ahí", según una fuente militar afgana-- parece haber sorprendido a los responsables del país y a sus aliados.

La conferencia de Bruselas sobre Afganistán congrega hasta el miércoles a más de 70 países.

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