Con estas 300 estafas obtuvieron alrededor de un millón de euros. Los detenidos tenían una estructura jerarquizada formada por varios equipos donde cada uno realizaba un cometido para llevar a cabo el engaño.
Así, los 'buzoneros' robaban la correspondencia en varios puntos de España para localizar documentos bancarios. A partir de ellos confeccionaron otros con distintos datos personales para que los 'cobradores' se hiciesen con el dinero en las sucursales bancarias mediante documentos de identidad también falsos.
La última detención corresponde a uno de los jefes de equipo. En el momento del arresto llevaba encima varios pagarés falsos y documentación personal de dos identidades distintas, también falsas.
La investigación comenzó a finales del año 2015 cuando entidades bancarias y clientes de todo el territorio nacional denunciaron cobros fraudulentos de cheques que no habían emitido.
La Policía dio también con un auténtico laboratorio destinado a la falsificación de documentos, donde intervinieron todo tipo de materiales y utensilios para la falsificación, como impresoras, máquinas de plastificar, tintas y diversa documentación. La investigación sigue abierta, por lo que no se descartan nuevas detenciones.
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