“Teniendo en cuenta que el español es una lengua que hablan 500 millones de personas, presentarse con una canción en inglés es sorprendentemente estúpido” dijo por el mes de febrero el académico de la Lengua José María Merino.
No fue el único. El director del organismo Darío Villanueva, se quedó a gusto criticando el idioma de la canción: "Es un complejo de inferioridad con matices de papanatismo".
Y ahí quedó la cosa. Barei llegó a Estocolmo y defendió su 'Say yay' con fuerza... y en inglés. Pero ni el idioma consiguió que España recibiera más votos del público ni del jurado profesional que en otras ocasiones. De hecho, al final quedó en el puesto 22, uno por debajo de Edurne el año pasado.
Y de nuevo la RAE vuelve al ataque, concretamente Villanueva, que acaba de decir que "se nos quiso vender que uno de los problemas para ganar Eurovisión era que no se cantaba en inglés. Se cantó en inglés, en un inglés además de aquella manera, y el resultado ya hemos visto cuál ha sido. No sé cuál será la siguiente ocurrencia para intentar ganar el famoso certamen".
Barei logró hacer lo que muy pocos representantes ha conseguido, que el público en directo se haya venido arriba. Como lo oyes, el Globen Arena de Estocolmo entró en ebullición con el Say Yay! de la madrileña. Si algo no se le puede reprochar a la cantante es que haya hecho una actuación simple pero efectista y conectando con el público.
Una actuación impecable que no sirvió para hacerse con el título de Eurovisión 2016 ni para entrar a formar parte del top ten. Ucrania fue la que le arrebató el premio a una Australia que se veía como ganadora desde el comienzo de las votaciones.
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