A partir del próximo 7 de marzo el 120 quedará desterrado de las carreteras españolas. Al margen de la polémica que la medida haya podido crear en asociaciones de conductores, consumidores, etc, está el tema logístico que trae de cabeza a las empresas encargadas de la señalización.
El Gobierno se reunió este fin de semana con la Asociación de Fabricantes de Señales Metálicas de Tráfico, Afasemetra, y les pidió una vía rápida para poder cambiar las señales dentro del plazo establecido.
La solución fue la de mantener el soporte pero cambiar la cifra con pegatinas de distinto tipo. Así, las opciones para conseguir que en la mañana del próximo lunes luzca un lustroso 110 son tres: poner una pegatina de un "1" sobre el "2", pegar el adhesivo del disco blanco completo con el 110 o bien, colocar una lámina imantada con el nuevo límite sobre la señal actual.
La decisión última sobre qué opción tomar la tienen las distintas empresas que gestionan la conservación y explotación de las carreteras: "Estamos algo desorientados, todavía no sabemos cómo se va hacer el cambio" afiman desde Acex, "además está el problema de la limitación en el presupuesto y los riesgos de vandalismo".
Dudas en el presupuesto
Los teléfonos no paran de sonar en la empresa alicantina EcoCd Señalización. "Un día normal registramos unos 100 ó 150, la cifra de este lunes ha sido de unos 700, y cada minuto entra uno nuevo" explica Antonio Gandia, uno de los gerentes.
El precio de las señales oscila entre los 30 y los 140 euros en función del tamaño y del nivel de reflectancia. Desde Fomento aseguran que el número de indicadores que se deberán "corregir" serán unos 6.000, con un presupuesto para ello de 250.000 euros. Si hacemos los cálculos, el precio unitario de cambiar y colocar una señal no puede sobrepasar los 42 euros.
Sin embargo, las cuentas no salen. "En nuestra empresa las señales más demandadas y las que obliga la dirección general de carreteras, de nivel 1 y nivel 2, y 120 centímetros están alrededor de los 60 ó 70 euros", afirma Gandia.
La ventaja de este tipo de señalización imantada, que está siendo ahora mismo la más demandada por las empresas de gestión de las carreteras, es que una vez volvamos a los 120 kilómetros actuales solamente será necesario retirar el imán que funciona de la misma manera que el de un frigorífico.
"El problema de este tipo de señales es que son presa fácil para los vándalos" afirman desde Acex, "si ya hay gente que roba las señales ancladas al suelo, imagínate una de estas características".
La otra opción, la de la pegatina, tiene la ventaja de ser más económica en un primer momento, aunque habría que desembolsar dinero en dos ocasiones: "El poder del adhesivo es enorme, no hay quien la quite sin llevarse lo que tiene debajo. Así que cuando finalice la medida, lo que se hará será volver a poner otra pegatina encima con el 120, el problema es que habrá que volver a pagar los 20 o 25 euros que valga", explican a lainformacion.com desde Teva Señal.
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