Abucheos, expulsiones, improperios: así se comportan (a veces) sus señorías

  • Nuestros políticos no siempre se comportan como deberían. Además de lanzar palabras malsonantes como las que dijo la diputada del PP Andrea Fabra, a veces ni se escuchan; otras tienen que ser llamados al orden y otras incluso tienen que ser expulsados. Estos son algunos ejemplos de cómo se comportan a veces nuestros diputados

B. Toribio

Las polémicas palabras de la diputada del PP Andrea Fabra, quien gritó "¡Que se jodan!" cuando el presidente Mariano Rajoy estaba anunciado los recortes, es solo un ejemplo más de la poca educación que muestran sus señorías durante las sesiones parlamentarias.

Son muchas las veces que se escuchan exabruptos en el Congreso y a diferencia del incidente con Andrea Fabra, son capatados por los micrófonos. Famoso es el "Manda huevos" de Federico Trillo, cuando era presidente de la Cámara Baja. O el "estoy hasta los huevos" del socialista José Bono.

A veces la actitud de sus señorías es tal, que el presidente del Congreso se ve obligado a echar mano del reglamento y expulsarles. Es lo que se vio obligado a hacer el socialista Manuel Marín con el diputado del PP, Vicente Pujalte, que pese a los requerimientos del presidente se resistía a abandonar el Hemiciclo, aunque finalmente tuvo que hacerlo.

Otras veces, escuchar al orador es casi misión imposible ya sea por el bullicio que hay en las bancadas o porque simplemente sus señorías aprovechan una intervención que no es de su interés para levantarse y conversar con otros diputados.

Esta actitud ha llevado a algunos diputados, como Emilio Olabarría, del PNV, a pedir que se expulse durante tres trimestres a los diputados que “desatiendan” los discursos de sus compañeros.



A veces son los ministros quienes no atienden a toda la oposición. Y eso despierta quejas como las del joven diputado de IU Alberto Garzón quien se quejó en la tribuna de que Luis de Guindos, ministro de Economía, aprovechó los minutos en  los que intervino para charlar con otros miembros del Gobierno.



Pero hay una cosa peor que no escuchar, y es no estar. En el debate de la reforma laboral, el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tardó algo más de una hora en ocupar su escaño.



Además, son una costumbre las llamadas de atención que hace el propio presidente del Congreso a sus señorías para que mantengan las formas.


Posada pide a los diputados que salen del Pleno en medio de una intervención que lo hagan rápido para al menos no molestar al compañero que está hablando.

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