Acusan casero de muerte de coronel brasileño que admitió tortura en dictadura

  • La policía arrestó hoy a un empleado del coronel retirado Paulo Malhães, el militar que admitió su participación en torturas durante el último régimen militar que imperó en Brasil (1964-1985) y que murió el jueves en extrañas circunstancias, por su presunta responsabilidad en el crimen.

Río de Janeiro, 29 abr.- La policía arrestó hoy a un empleado del coronel retirado Paulo Malhães, el militar que admitió su participación en torturas durante el último régimen militar que imperó en Brasil (1964-1985) y que murió el jueves en extrañas circunstancias, por su presunta responsabilidad en el crimen.

Rogerio Pires, empleado de la casa de campo en la que murió el militar en circunstancias aún no aclaradas, admitió haber ofrecido informaciones sobre la seguridad del local a la banda que asaltó la vivienda, informó este martes la Policía Civil del estado de Río de Janeiro.

El casero confesó su complicidad en el crimen y dijo que dos de sus hermanos, que están prófugos, también participaron en el asalto, afirmó en rueda de prensa el comisario William Pena Júnior, jefe de la Comisaría de Homicidios de la Baixada Fluminense, la región en el suburbio de Río de Janeiro en que ocurrió el crimen.

El comisario agregó que ya solicitó el arresto de los dos hermanos del casero y que intenta identificar a una cuarta persona que participó en el asalto.

La policía aún no ha aclarado si el coronel retirado, de 74 años, murió víctima de un infarto cardíaco durante el asalto, según lo indican los exámenes preliminares, o si fue asfixiado por los presuntos asaltantes.

La supuesta confesión del casero fortaleció la hipótesis de que el militar murió durante un asalto perpetrado por delincuentes comunes pese a que la policía también investiga si pudo haber sido asesinado en venganza por su actuación durante la dictadura o para silenciar lo que sabía sobre violaciones de los derechos humanos durante el régimen militar.

Activistas de derechos humanos ha manifestado su "preocupación" por la muerte del torturador confeso por considerar que pudo haber sido motivada por su decisión de declarar ante la Comisión de la Verdad, creada en 2011 por la presidenta Dilma Rousseff para investigar violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la última dictadura.

En su testimonio frente a la Comisión de la Verdad, prestado el 25 de marzo pasado, Malhães aportó escalofriantes detalles sobre los martirios que sufrían los opositores que caían en manos de los torturadores.

Precisó que en un centro de detención conocido como "Casa de la Muerte", que funcionó en la localidad de Petrópolis, cercana a Río de Janeiro, los cadáveres de quienes no resistían a las torturas eran mutilados a fin de impedir su identificación.

Dijo que incluso, con ese mismo objetivo, a los restos se les arrancaban las arcadas dentales y las puntas de los dedos, con lo cual era imposible que luego se estableciera la identidad.

La muerte de Malhães, el primer militar de alto rango que decidió colaborar con esas investigaciones, ocurrió 25 días después de que viejos adeptos a la dictadura celebraron el 50 aniversario del golpe que, en 1964, asaltó el poder y privó de democracia al país durante 21 años.

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