Aguirre da un golpe táctico con su dimisión para forzar a Rajoy a marcharse

    • Asume sus "responsabilidades políticas" por la corrupción e, indirectamente, insta a que el presidente en funciones haga lo mismo.
    • Su anuncio, efectista, solo adelanta tres meses su salida del cargo, ya prevista.

Esperanza Aguirre rechaza hacer "inquisición" en el callejero de Madrid
Esperanza Aguirre rechaza hacer "inquisición" en el callejero de Madrid

"Te entiendo". La escueta respuesta de Rajoy a Aguirre, tras comunicarle ésta por Wahtsapp su intención de dimitir, deja en evidencia el maltrecho estado en que se encuentran las relaciones entre ambos.

No es una sorpresa que el presidente en funciones y la hasta ahora líder del PP hace tiempo que dejaron en cambio de entenderse. La frialdad del mensaje de Rajoy, revelado por la propia Aguirre, lo confirma y abre terreno abonado para la tertulia política.

El anuncio de este domingo viene a confirmar que la política madrileña es una experta en la táctica del efectismo. Lo fue ya en septiembre de 2012, cuando comunicó su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid. Entonces, convocó a los medios como ahora: con apenas margen para abrir los informativos. Y también entonces, no dilató ni un minuto el motivo de la convocatoria. Aguirre se iba convencida, o al menos eso hizo creer, de que cada político marca sus tiempos de retirada, y de que el suyo había llegado.

Les anuncio que presento mi dimisión... se ha convertido en muletilla en la carrera política de la lideresa del PP. Erraron los que entonces creían que en la marcha, tan imprevista, no había estrategia. La había. Aguirre 'renació' postulándose con fuerza para ocupar el puesto que siempre había pretendido, el de alcaldesa de Madrid, y dintiéndose reclamada para tratar de salvar un partido que, bajo la 'amenaza' de Podemos y sus confluencias, atravesaba sus momentos más críticos.

Los resultados fueron un trago de difícil digestión: ganó, pero sin mayoría, lo que la empujó a la desesperada a una maniobra fallida de un gobierno de gran coalición PP-PSOE-Ciudadanos para evitar que los "bolivarianos", por Podemos, llegasen a gobernar el que hasta entonces había sido bastión intocable. Recibió un varapalo con su propuesta, y se vio relegada con malestar a un peusto que no acostumbra, el de la oposición.Dardos contra Rajoy

Desde entonces, hasta ahora, Aguirre ha empeñado sus esfuerzos contra el presidente de su partido, disparando en cada ocasión contra sus puntos flacos. El debate por la renovación del liderazgo, la corrupción, los malos resultados...

Pese a la indudable teatralidad de la puesta en escena de este domingo, el anuncio tiene pocos efectos prácticos. Al menos, en el corto plazo. Su marcha ya estaba prevista para mayo, cuando el partido celebrará el congreso regional que habrá de renovar su dirección, y al que ella misma avanzó que no se presentaría. La fecha de este congreso fue otro campo de batalla para Aguirre contra Rajoy: la madrileña quería que se celebrase antes de las generales, y la dirección bloqueó sus intenciones con la intención de evitar la imagen de partido descompuesto.

El órdago fue ya entonces claro: al congreso habrían de concurrir todos los candidatos que lo deseasen, con la máxima de un militante un voto, la misma consigna que habría de regir, después, un congreso extraordinario nacional para renovar el PP, pidió Aguirre. La intención, clara, forzar la marcha de un Rajoy mermado por los escándalos de corrupción del partido.

Este domingo, a Aguirre se le preguntó si éste debería seguir su camino. La respuesta fue lo suficientemente reveladora. "Está en una situación muy importante para todos y él mejor que nadie sabe lo que tiene que hacer. No es el tiempo de los partidismos ni los personalismos. Es el tiempos de los sacrificios y las cesiones". La advertencia, soterrada, sonó clara. Si ella asume las "responsabilidades políticas" de la corrupción, ¿en qué lugar queda Rajoy si no hace lo mismo? Sus razones son aplicables al presidente. Si ella es "responsable" por no haber vigilado los casos que, presuntamente, campaban a sus anchas por el partido, ¿acaso no lo es también Rajoy?

Aguirre hace valer así, una vez más, su táctica de la retirada a tiempo. El reto del partido está ahora en el relevo, o no, un asunto que divide Génova. El 'valor' de la madrileña está en ese caso claro: Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, una de las grandes promesas del partido que, precisamente, comenzó a volar políticamente bajo las alas de Aguirre. Y de Aznar.

La apuesta enciende de nuevo la batalla que Aguirre libra a su vez con Cristina Cifuentes. La ahora presidenta de la Comunidad guarda los tiempos y pide prudencia a la hora de hablar de sus ambiciones para suceder a Rajoy, pese a que cada vez son más los que la reclamen como la 'mesías' del PP. "Cuando llegue a ese río, cruzaremos ese puente. O no", suele insistir cada vez que se le pregunta, parafraseando a Julio César. Entonces, será momento para comprobar que Aguirre- ¡quién piensa ya lo contrario!- jamás se va del todo.

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