Amigos y familiares despiden a Miguel Pajares, el misionero sin miedo

    • Un poderoso sentimiento de agradecimiento llenó este miércoles la capilla del Hospital San Rafael, donde se celebró el funeral del sacerdote.
    • El religioso "no tuvo miedo, como tantos misioneros", porque "aman" y "esa es la clave" de su labor, destacó en su homilíael arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza.
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El homenaje a Miguel Pajares no cabía en la sala. Un poderoso sentimiento de agradecimiento llenó este miércoles la capilla del Hospital San Rafael, donde se celebró el funeral del sacerdote. A la celebración acudieron cerca de 250 personas, que abarrotaron la pequeña capilla del hospital.

Un sentido homenaje al sacerdote, que murió este martes por Ébola, en el que también se quiso recordar a sus compañeros del hospital de Liberia donde contrajo la enfermedad. Algunas lágrimas corrían entre los asistentes, pero todos coincidieron en recordar con sentimiento al sacerdote.

Familiares, amigos, miembros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, autoridades y personas a las que había conmocionado su muerte dieron este miércoles su último adiós al misionero. Un último adiós que no buscaba dar un punto final a una vida. Todos ellos coincidían la necesidad de que su valiente entrega hacia los necesitados sirva de ejemplo. Que sea una lección, una vida que no se haya ido en vano.

"Su lección de vida no la queremos olvidar", destacó durante su homilía en la capilla del Hospital San Rafael de Madrid el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, que aseguró que el religioso "no tuvo miedo, como tantos misioneros", porque "aman" y "esa es la clave" de su labor. "Puede perder la vida, pero la va a ganar", aseguró.

"Estamos orgullosos de hombres y mujeres como estos", dijo Rodríguez Plaza, "no conocía al padre Miguel, pero este desconocimiento personal no me impide haber llegado a lo profundo de su alma a través de la oración, de la realidad que hemos vivido. Pero sobre todo a través de su silencio. Él hubiera querido quedarse allí". De hecho, aseguró Rodríguez, el padre general tuvo que llamarle para que regresase a España.

En el sentido homenaje han participado una treintena de sacerdotes, arropados por cerca de 40 familiares y más de cien personas que atendieron la misa. Durante la homilía, concelebrada por los sacerdotes, entre ellos el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo; el superior general de la Orden, Jesús Etayo, y el presidente de Mensajeros por la Paz, el padre Ángel-, ha hablado de la "injusticia del ébola" para pedir que no se "achaque a Dios".

Un deseo que también, ha destacado, sirva para que el Ébola no sea méramente un titular más: ha instado a que este tema no sea "un boom" en los medios de comunicación que luego pase y ha pedido a las autoridades que sean "valientes".

"La razón no está en quien tiene miedo, no invierten y no quieren cambiar la situación", según el arzobispo, que se ha preguntado cómo es posible que en una parte del mundo se pueden afrontar situaciones como esta alerta sanitaria y en otras no se haga nada. Por ello, ha recalcado que "hace falta invertir" en los países necesitados, y ha apuntado que Miguel y sus compañeros nos dicen que "podemos cambiar" la situación.

Las cenizas de Pajares, que han sido despedidas por los asistentes al funeral -alrededor de 250- entre aplausos, reposarán en el panteón que la Orden tiene en el cementerio madrileño de San Isidro, donde han sido llevadas por su familia en un acto íntimo.

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