Ángela Murillo, la juez que no puede permanecer callada

  • Ya había pasado con el exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi y con el dirigente abertzale Rufi Etxeberria y hoy ha vuelto a ocurrir con el exjefe de ETA Francisco Javier García Gaztelu, "Txapote": la juez de la Audiencia Nacional Ángela Murillo no puede permanecer callada en los juicios.

José Asenjo

Madrid, 2 nov.- Ya había pasado con el exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi y con el dirigente abertzale Rufi Etxeberria y hoy ha vuelto a ocurrir con el exjefe de ETA Francisco Javier García Gaztelu, "Txapote": la juez de la Audiencia Nacional Ángela Murillo no puede permanecer callada en los juicios.

Y eso que está advertida: el pasado 8 de febrero, el Tribunal Supremo anuló una condena a dos años de prisión que una sala presidida por Murillo había impuesto a Otegi por enaltecimiento del terrorismo durante un homenaje al preso etarra José María Sagarduy, al estimar que la juez exteriorizó "un prejuicio acerca de su culpabilidad" al preguntarle si condenaba la violencia de ETA.

En su resolución, el Supremo recordó que la Ley de Enjuiciamiento Criminal contempla una relativa pasividad del tribunal encargado de enjuiciar, lo que no impide la dirección del plenario, ni que solicite al acusado o a los testigos alguna aclaración sobre el contenido de sus declaraciones.

No obstante, la jurisprudencia "ha entendido que el tribunal, para preservar su posición imparcial, debe hacer un uso moderado de esa facultad", añadía el Supremo.

El diálogo entre Murillo y Otegi -absuelto en la repetición del juicio- que motivó la anulación de la vista tuvo lugar el 27 de enero de 2010, al concluir el interrogatorio al exportavoz de Batasuna.

La magistrada hizo uso de su potestad para plantear preguntas a los acusados y emplazó a Otegi a decir si condenaba o no "rotundamente" la violencia.

"No voy a contestar", contestó el dirigente abertzale, a lo que Murillo reaccionó diciendo "Ya sabía yo que no iba a responder" antes de que Otegi cerrara el intercambio replicando: "Y yo que iba a hacerla (la pregunta)".

El pasado mes de junio, la magistrada volvió a las andadas durante el juicio del caso Bateragune, en el que Otegi volvía a sentarse en el banquillo, esta vez junto a otros siete dirigentes abertzales acusados de intentar reconstituir la dirección de la ilegalizada Batasuna

Después de escuchar cómo los acusados se presentaban como los impulsores del debate que llevó a la izquierda abertzale a cambiar de estrategia y dejar de lado "la violencia política", Murillo intervino para hacer una pregunta a la última procesada, Miren Zabaleta.

"Usted se ha manifestado contraria a la violencia política ¿Qué es la violencia política? ¿Un tiro en la nuca es violencia política?", inquirió la magistrada.

Murillo también coló uno de sus comentarios con ocasión de la comparecencia como testigo en la vista del dirigente abertzale Rufino Etxeberria, que al entrar en la sala se abrazó con Otegi.

Al preguntarle, como es preceptivo, si tenía algún interés en la causa, Etxeberria admitió que su deseo era que todos salieran absueltos, ante lo que la juez respondió: "Entonces, usted de imparcial poco, ¿no?".

Hoy, Murillo, tras escuchar el sobrecogedor testimonio de la viuda del concejal de UPN en Leitza (Navarra) José Javier Múgica sobre el asesinato de su marido en 2001, no ha podido evitar exclamar ante la indiferencia mostrada por "Txapote" y los otros tres acusados: "...Y encima se ríen estos cabrones".

En su descargo, eso sí, debe señalarse que esta vez la juez creía que tenía el micrófono cerrado.

Ángela Murillo, nacida en Almendralejo (Badajoz), se convirtió en abril de 2008 en la primera mujer en ser nombrada presidenta de una sección de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional, tribunal en el que también fue la primera mujer magistrada, hace ya más de 18 años.

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