25 años del golpe de estado contra Gorbachov, el principio del fin de la URSS

  • El objetivo de la junta golpista, encabezada por el vicepresidente de la URSS, el jefe del KGB y el ministro de Defensa era "evitar la descomposición del país".

    A los pocos meses Gorbachov dimitió, la Unión Soviética se desintegró en quince estados independientes y el poder quedó en Rusia en manos de políticos de la 'talla' de Yeltsin o Putin.

Boris Yestsin sobre un tanque en Moscú en agosto de 1991.
Boris Yestsin sobre un tanque en Moscú en agosto de 1991.
Iñaki Etxarri

Hace un cuarto de siglo, el 19 de agosto de 1991, el autodenominado Comité Estatal de Emergencia, integrado por ocho miembros de la cúpula comunista, usurpó el poder central en la URSS para "evitar la descomposición del país".

El objetivo de la junta golpista, encabezada por el vicepresidente de la URSS, el jefe del KGB y el ministro de Defensa, era impedir la firma por las repúblicas de un Tratado de la Unión preparado por el entonces líder soviético, Mijail Gorbachov, para renovar la URSS sobre una base no ideologizada.

Los golpistas introdujeron tanques en Moscú e impusieron el toque de queda, y en la noche del 20 de agosto, tres jóvenes murieron en el centro de la capital rusa cuando se pusieron por delante de los acorazados. Una misa religiosa se celebrará este sábado por la noche en el lugar donde murieron y donde una placa conmemorativa recuerda su heroica hazaña.Gorbachov en su dacha de Crimea

Los golpistas incomunicaron a Gorbachov en su dacha (casa de campo) de Crimea, donde se encontraba de vacaciones, introdujeron tanques en Moscú e impusieron el toque de queda, pero Borís Yeltsin, entonces presidente de República Federativa de Rusia, encabezó una campaña de desobediencia civil con el respaldo de Occidente.

La negativa del Ejército de apoyar a los golpistas y la firme actitud de los moscovitas, que formaron un escudo humano en torno a la Casa Blanca para evitar su asalto, condicionaron el fracaso de la asonada, que terminó dos días más tarde con la detención de los golpistas y el retorno de Gorbachov, que se dijo que estaba enfermo. Fue el principio del fin de la URSS y de su imperio, que ya había comenzado a desmoronarse casi dos años antes, el 9 de noviembre de 1989, cuando la población alemana derribó el muro de Berlín, el símbolo del telón de acero.En diciembre se disolvió la Unión Soviética

El 8 de diciembre los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia disolvieron la Unión Soviética, y el día 25 Gorbachov anunció su dimisión y la desintegración de la URSS, y la bandera tricolor rusa sustituyó en el Kremlin a la enseña roja soviética.El lunes tendrá lugar una izada de la bandera rusa para recordar que el 22 de agosto de 1991, con el golpe ya fracasado, el Soviet Supremo de la todavía República Federativa de Rusia, aún integrada en la URSS, adoptó como oficial la actual bandera tricolor rusa. Y es que en Moscú el poder ya había pasado a manos de Yeltsin, quien no dudó en capitalizar su victoria y suspender las actividades del Partido Comunista.Rusia conmemora así el 25 aniversario del fallido golpe de Estado que precipitó la desintegración de la URSS, inmersa en la nostalgia por su pasado soviético, que, según se aleja en el tiempo, se percibe por gran parte de la población como una época cada vez más 'luminosa'.El Golpe de Agosto: el último intento de salvar la URSS cumple 25 años https://t.co/DKppL6AVCs pic.twitter.com/9yro5CZXdW— RT en Español (@ActualidadRT) 19 de agosto de 2016

Un cuarto de siglo después de aquel golpe fallido tan sólo un tercio de los rusos condenan aquel golpe de Estado, según un reciente estudio del prestigioso centro de sondeos Levada. Entonces, cuando cayó el telón de acero y una renovada Rusia salió del aislamiento en el que había vivido durante décadas, la kilométrica cola en el restaurante de comida rápida McDonalds, recién inaugurado en Moscú, simbolizó el ansia de los rusos por las bondades occidentales.Nostalgia de aquella URSS poderosa y unida

Otro tanto, la nostalgia de aquella URSS poderosa, sucede con la élite política, alentada por las palabras del presidente ruso, Vladímir Putin, que ha calificado la desintegración de la Unión Soviética como la "mayor catástrofe geopolítica del siglo XX".

Los políticos que dirigen hoy Rusia coinciden en una visión negativa de la desaparición de la Unión Soviética. "El 25 aniversario del golpe es una fecha amarga. El país tuvo la oportunidad de tomar la senda en la que está ahora China, con reformas democráticas y distintas formas de la propiedad privada, pero con la conservación de un estado unido", escribió hoy Vladímir Komoyédov, jefe del comité de Defensa en la Duma (Parlamento ruso). Lamenta el almirante que los entonces dirigentes del PCUS, con Gorbachov a la cabeza, no tomaran medidas más drásticas para evitar la desaparición de la URSS.

"Muchos políticos de entonces tratan de justificar su blandura con el argumento de que no derramaron la sangre, pero evitan decir que como resultado de su indecisión política y cobardía corrió la sangre en Chechenia, la gente moría en la miseria y en atentados terroristas sin sentido", afirma el parlamentario ruso.La revolución prooccidental de Ucrania

La revolución prooccidental que vivió Ucrania en febrero de 2014 dio alas a los nostálgicos de la URSS, que ante la irremediable pérdida de influencia sobre "la más hermana de las antiguas repúblicas soviéticas", achacaron enseguida este hecho al desastre de 1991.

La anexión de Crimea, una desesperada para recuperar el más añorado de los territorios rusos perdidos hace 25 años, dio inicio a una nueva etapa política que se ha propuesto como objetivo restituir la grandeza de Rusia en oposición al decadente Occidente.La oposición critica el parecido de la URSS con la actual Rusia

"Vivimos en el país del triunfo del golpe. Porque los golpistas querían más o menos lo mismo que hace en estos momentos Rusia", escribió esta semana el periodista opositor Semion Novoprudski. Revertir la historia, lamentó Novoprudski en su columna en el diario digital Gazeta.ru, "ha resultado mucho más fácil que empezar algo que pudiera siquiera perecer un avance hacia un futuro razonable".

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