Así se vota en Corea del Norte: la abstención o no votar es traición

    • El líder supremo Kim-Jong-Un (el partido) elige a los candidatos y en el distrito donde él se presenta gana con el 100% de los votos.
    • "Si no íbamos a las votaciones, se nos consideraba fuerzas reaccionarias y éramos enviados a campos de concentración", narra un desertor norcoreano.
Kim Jong Un visita el nuevo aeropuerto de Pyongyang
Kim Jong Un visita el nuevo aeropuerto de Pyongyang

¿Se imaginan unas elecciones en España con una participación del 99,7%? Es decir, que todos los ciudadanos con derecho a voto acudiesen a las urnas. Imposible. Pues en Corea del Norte, el país comunista y más opaco al exterior, todo el mundo vota... por la cuenta que le trae. Se trata en realidad de un 'teatro' de elecciones 'democráticas' donde el líder supremo Kim-Jong-Un (el partido) elige a los candidatos y en el distrito donde él se presenta gana con el 100% de los votos. No puede ser de otra manera y sucedía igual con su padre.

En Corea del Norte no acudir a votar puede significar que el desobediente acabe encerrado en un gulag. El voto es obligatorio y los resultados de las elecciones se suelen anunciar al día siguiente de la jornada electoral, junto a las cifras de participación, que siempre se acercan al 100%. En las últimas locales ha sido del 99,7% y se dice que los que faltan en el censo son norocoreanos que están en el exterior, de viaje o embarcados. Los analistas aseguran que este proceso también funciona como una especie de censo, como un mecanismo para comprobar el paradero de todos los norcoreanos así como posibles deserciones o intentos de abandonar el país de forma ilegal.

En cada distrito solamente hay un candidato, y el abanico de opciones para los obedientes ciudadanos se reducen a "sí" o "no". La selección de los candidatos es cuidadosamente supervisada por el Partido de los Trabajadores que preside el propi Kim Jong-Un. No presentarse a la cita suele ser considerado un acto de traición. "Si no íbamos a las votaciones, se nos consideraba fuerzas reaccionarias y éramos enviados a campos de concentración", narraba el pasado año tras las últimas elecciones Seo Jae Pyoung, un desertor de 45 años que ejerció su derecho en tres ocasiones antes de huir del país. "Votábamos tan arrimados unos a otros que todo el mundo podía ver lo que votabas".

Las leyes obligan a los votantes a inclinarse ante el retrato de los tres líderes que han gobernado el país antes de ser presentados con una papeleta en la que aparece un único candidato por distrito y la opción de elegirle o rechazarle. En Corea del Norte no existen las campañas electorales y el único mensaje que reciben los ciudadanos a través de los medios oficiales, los únicos, es que acudan con mucho entusiasmo a votar. Incluso, escritores del régimen redactan poemas sobre la grandeza de Kim Jong Un y lo felices que son los norcoreanos en el momento de depositar su papeleta.

"A menudo es gracias a las elecciones cuando el gobierno se entera de las deserciones o de la gente que ha desaparecido", cuenta el disidente.

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