Bo Xilai acusa a su ex lugarteniente de ser un "vil mentiroso" y "abominable"

  • El ex dirigente chino Bo Xilai calificó hoy de "vil mentiroso" y de "personalidad abominable" a su antiguo "número dos" y jefe de Policía, Wang Lijun, en el cuarto día de su juicio por malversación, abuso de poder y aceptación de sobornos.

Paloma Almoguera

Jinan (China), 24 ago.- El ex dirigente chino Bo Xilai calificó hoy de "vil mentiroso" y de "personalidad abominable" a su antiguo "número dos" y jefe de Policía, Wang Lijun, en el cuarto día de su juicio por malversación, abuso de poder y aceptación de sobornos.

El testimonio de Wang, quien compareció el sábado ante el tribunal, está "lleno de mentiras y de fraude", según Bo, que aseguró que su antiguo lugarteniente "tiene una personalidad extraordinariamente abominable, se inventó rumores".

"Está por debajo de la credibilidad legal presentar a una persona así como testigo clave. Mintió durante todo su propio juicio y su testimonio no tiene ninguna validez", aseguró el antiguo secretario general del Partido Comunista en Chongqing (centro de China).

Wang precipitó la caída en desgracia de Bo, que hasta entonces ambicionaba llegar a los máximos órganos de poder en el país, cuando en febrero de 2012 intentó pedir asilo en el consulado estadounidense de Chengdu.

Allí, el entonces jefe de Policía de Chongqing reveló que la muerte en noviembre de 2011 de un empresario británico, Neil Heywood, en esa ciudad, no se había debido a un exceso de bebida, como se creía hasta entonces, sino que había sido obra de la esposa de Bo, Gu Kailai.

Las acusaciones contra Bo de abuso de poder denuncian que el ex dirigente encubrió a su esposa en ese escándalo.

En su declaración el sábado, Wang, quien cumple una condena de quince años de prisión por su implicación en el escándalo, indicó que a finales de enero le había revelado a Bo el papel de Gu en la muerte de Heywood.

Bo, furioso, le propinó un puñetazo en el oído que le hizo sangrar, según la versión del lugarteniente.

Hoy, Bo puso ese detalle como ejemplo de las supuestas calumnias de su ex "número dos", y aunque admitió que le golpeó en aquella disputa, sostuvo que se trató de una bofetada.

"Dijo que le pegué con el puño cerrado en vez de abofetearle. Pero la verdad es que nunca he aprendido las técnicas del boxeo chino, así que no tendría la fuerza para golpearle así", sostuvo el antiguo líder.

También asegura que no destituyó a su jefe de Policía, sino que simplemente le asignó otro puesto, al frente de cultura y tecnología, pues Wang no se había encontrado bien de salud en los últimos tiempos.

Bo ha admitido "graves errores de juicio" en el manejo de aquel escándalo, pero asegura que los cargos presentados contra él al respecto "están gravemente exagerados".

El diario "South China Morning Post" cita hoy tres fuentes, que no identifica, para asegurar que Wang sufrió una apoplejía en algún momento indeterminado antes de su comparecencia y testificó en silla de ruedas.

Del mismo modo, tampoco firmó su testimonio con su nombre, sino con su huella dactilar, señala el diario.

En la sesión de hoy, de sólo cuatro horas, el tribunal concluyó de examinar los cargos de abuso de poder, los más sensibles.

Previsiblemente, la sesión que comenzará mañana a las 08.30 horas (00.30 GMT), examinará los alegatos finales de la fiscalía y la defensa, aunque el veredicto y la sentencia se conocerán con posterioridad.

Bo ha rechazado todos los cargos de los que se le acusa y se ha defendido con energía a lo largo del proceso, pero pocos dudan de que será declarado culpable.

La gran duda es la sentencia que se le pueda imponer, si bien el hecho de que los cargos que se le imputan sean por cantidades relativamente poco importantes hace pensar a los analistas que no será excesivamente dura.

Además de los cargos de abuso de poder, Bo está también acusado de apropiarse de cinco millones de yuanes (unos 800.000 dólares) procedentes de fondos públicos, así como de aceptar sobornos por valor de unos 3,5 millones de dólares, procedentes de los empresarios chinos Tang Xiaolin y Xu Ming. EFE

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