Borja Vilaseca: "Hay mucho victimismo en el 15M"

  • Carlos Mínguez.

Carlos Mínguez.

Madrid, 9 oct.- Borja Vilaseca, un periodista que con 30 años recién cumplidos enseña desarrollo personal en la universidad, respeta -"que quede bien claro"- a los "indignados" del 15M, pero encuentra que hay en ellos "mucho victimismo". "Indignarse, como punto de partida, es genial, pero no tiene mucho sentido anclarse en ello", dice.

Por eso propone ir más allá de la "indignación" y que cada ciudadano se pregunte "qué puede hacer para cambiar aquello de lo que se queja".

"El 15M ha puesto de manifiesto -dice- el malestar de nuestra sociedad, pero es que la sociedad es un reflejo de cómo somos. No nos gusta, vale; queremos cambiarla, vale, pero la pregunta es ¿cómo hacerlo? Cambiando individualmente, cada uno de nosotros". Es su respuesta.

"¿Estás indignado? Genial, bienvenido, yo también, pero toma esa energía y transfórmate. Y a ver qué descubres por el camino". Estas son algunas de las reflexiones de Borja Vilaseca a propósito del movimiento 15M. "El sistema no cambia porque la mayoría de nosotros -insiste- no cambiamos. Tenemos mucho miedo al cambio, nos sentimos más cómodos en la resignación. Somos cómplices de que el sistema funcione tal y como lo hace".

Una invitación al cambio, a salir de la comodidad "para aventurarnos en la incertidumbre de lo nuevo y lo desconocido", es precisamente lo que propone Borja Vilaseca en su nuevo libro, "El sinsentido común" (Editorial Temas de Hoy), "una visión alternativa para seguir nuestro propio camino en la vida".

Un título que llega a las librerías después de "El Principito se pone la corbata", un superventas escrito por este periodista que colabora habitualmente en el periódico El País y que en 2009 creó el Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo de la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona.

Además, Vilaseca, para quien no hay "mejor maestro que la adversidad", es socio fundador de una consultora especializada en potenciar la dimensión humana de las organizaciones y director de un proyecto educativo sin ánimo de lucro, La Akademia, que promueve el autoconocimiento y la responsabilidad entre los jóvenes.

Su nuevo libro, comenta en conversación con Efe, va dirigido a todos aquellos -"cada vez más", asegura- que buscan una existencia más plena, con sentido, y que, como él, han concluido que "somos prisioneros de la seguridad", que la "corrupción del alma" es uno de los dramas contemporáneos y que si hay una enfermedad grave hoy esa es la "infelicidad".

Este viaje interior para aprender a ser feliz "por mí mismo" y encontrar el bienestar "dentro de mí", y que todavía tiene que quemar muchas etapas, arrancó cuando Borja Vilaseca tenía 19 años y una serie de desgracias en cadena -enfermedad, accidentes...- hicieron que su vida apacible "de joven privilegiado" de Barcelona se viniera abajo. "Empecé a pensar por mí mismo", comenta.

Fue su crisis de los 40, "pero a los 19 años", cuando tocó fondo y, después de muchas lecturas y mucha reflexión, llegó a la conclusión de que el "no" debe ser un punto de partida, "nunca el punto y final", y de que no quería ser prisionero de la seguridad de una vida más que confortable.

Una frase de Ghandi resume muy bien lo que desde entonces defiende y practica: "sé tú el cambio que quieres ver en el mundo".

A propósito de la crisis que castiga el mundo occidental -"en Oriente, afirma, no ha golpeado porque allí se propone un camino místico, espiritual, y el individuo busca la felicidad en sí mismo"- Vilaseca cree que "el sufrimiento es crecimiento" y el motor "que nos llevará a evolucionar como seres humanos".

Una crisis, tiene claro, de valores, porque "la economía, el sistema económico, es una proyección de cómo somos, cómo pensamos, cómo nos comportamos la mayoría...". Una crisis que tiene también mucho de psicológico, de miedo arraigado en la gente común, "mientras las élites, legal y legítimamente, porque es el sistema que hemos desarrollado, siguen enriqueciéndose de una manera salvaje, brutal".

"La paradoja -advierte- es que muchos de los que estamos en la base de la pirámide ambicionan ser como los de arriba, porque creemos que allí radica la felicidad. Tengo claro -continúa- que la gente más altruista es la más feliz. Que la felicidad -recalca- no es un objetivo, sino el resultado".

Esta "esponja que todo lo absorbe" habla en su libro de la necesidad de "autoconocernos" y de promover la responsabilidad personal, de ser valientes y "a cualquier edad", porque "nunca es tarde" atrevernos a ser "dueños de nuestras vidas", algo que ya practica una minoría cada día menos minoritaria.

"Vivimos en una sociedad muy victimista, infantil. No podemos quedarnos en la indignación. Hay que pasar del victimismo a la responsabilidad, del viejo paradigma al nuevo. Dejar de estar anestesiados, aletargados... En definitiva, buscar una vida con sentido en el sistema". Es la sugerencia de alguien convencido de que, "por más que nos resistamos, estamos condenados a evolucionar".

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