Breivik cierra con nuevas amenazas su juicio por los atentados de Noruega

  • El tribunal de Oslo dejó hoy visto para sentencia el juicio por los atentados del 22 de julio, en los que murieron 77 personas, en una vista en la que el ultraderechista Anders Behring Breivik amenazó de nuevo a la sociedad noruega.

Copenhague, 22 jun.- El tribunal de Oslo dejó hoy visto para sentencia el juicio por los atentados del 22 de julio, en los que murieron 77 personas, en una vista en la que el ultraderechista Anders Behring Breivik amenazó de nuevo a la sociedad noruega.

En su intervención final, Breivik reiteró que los ataques fueron "en defensa" de su grupo étnico y contra la "invasión" musulmana, de ahí que aunque acepta los hechos, no reconoce su culpa, porque "a veces es necesario cometer una barbarie para frenar otra aún mayor".

Si el tribunal no lo pone en libertad, podrían producirse más atentados, declaró, según recogieron medios digitales noruegos.

"Mis hermanos en los movimientos de resistencia noruego y europeo están siguiendo el caso mientras planean nuevos ataques. Pueden ser responsables de que 40.000 personas mueran", les dijo a los jueces.

Breivik repitió muchas de las ideas que ha defendido a lo largo de las diez semanas que ha durado el proceso, cuya sentencia se hará pública el 24 de agosto, según informó hoy el tribunal.

Acusó al Partido Laborista, que ha controlado la política de este país desde hace décadas, de destruir al pueblo noruego y su cultura con su defensa del multiculturalismo, de marginar las ideas nacionalistas y de contribuir a la desintegración moral de la sociedad.

Esa política no es exclusiva de Noruega, todos los pueblos europeos están amenazados, sostiene Breivik, para quien es "una injusticia insoportable" que se apoye a los indígenas bolivianos mientras se "reprime" a los militantes nacionalistas europeos.

La solución para evitar una escalada del conflicto es crear reservas para éstos, lejos del "infierno multiétnico", dice Breivik, quien cree que esa idea se podría exportar a todo el continente.

Sus opiniones no fueron escuchadas por los familiares de las víctimas, que antes de que empezara a hablar abandonaron en silencio la sala en señal de protesta.

Minutos antes, cinco familiares y supervivientes de los atentados compartieron con el tribunal sus impresiones sobre el proceso y su sufrimiento, lo que provocó aplausos y lágrimas en la sala.

La vista había comenzado con las conclusiones de la defensa, un día después de que la Fiscalía solicitase para Breivik su ingreso en un psiquiátrico, al entender que existe una "duda" sobre si es o no responsable penal de los actos, de acuerdo con las leyes noruegas.

Su abogado, Geir Lippestad, se opuso a la petición de la Fiscalía y solicitó de forma subsidiaria que si Breivik no es puesto en libertad como él reclama, se le condene "a la pena más leve posible".

En ese caso, debería dictarse una pena con límite de tiempo, menos severa que la custodia -figura del derecho noruego que puede equivaler a cadena perpetua-, pues los atentados fueron "un hecho violento aislado" y Breivik ha dicho que se dedicará a escribir.

Lippestad tomo como base el segundo estudio mental a que ha sido sometido el acusado, y que le diagnostica un transtorno disocial, frente al primero, que concluye que sufre esquizofrenia paranoide.

Lo fundamental es encuadrar las ideas de Breivik en un contexto político de ultraderecha, algo que los expertos que redactaron el primer informe obviaron, porque ahí cobran un sentido, sostuvo.

El punto central de la argumentación del primer informe es que Breivik sufre delirios de grandeza que parten de una glorificación de la violencia y de su consideración como salvador que decide sobre la vida a partir de su pertenencia a una organización que se considera inexistente.

Lippestad negó que pueda haber tal exaltación de la violencia en alguien que ni antes ni después de los atentados ha protagonizado episodios violentos y que éstos son consecuencia de un compromiso político del que ha dado muestras durante años.

La existencia de la red terrorista no se puede descartar, aunque puede ser una fantasía, una mentira u obedecer simplemente al deseo de atemorizar.

La defensa tampoco considera probado que Breivik sufriera desde 2006 una disfunción acusada, ya que siguió manteniendo una actividad social y fue capaz de trabajar en la preparación de los ataques.

Pero quizás el argumento más convincente es que ni los expertos de la cárcel de Ila, donde Breivik permanece detenido, ni los que lo sometieron a observación tres semanas para elaborar el segundo informe han encontrado síntomas de psicosis.

Sólo dos de los 37 expertos que han hablado con él lo tachan de psicótico, recordó después Breivik, que hizo estallar el 22 de julio una furgoneta bomba en el complejo gubernamental de Oslo, causando la muerte a 8 personas.

Justo después se trasladó en coche a la isla de Utøya, al oeste de la capital, donde causó una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas, en la que murieron otras 69.

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