Breivik sufre trastornos neurológicos pero no esquizofrenia, según psiquiatra

  • El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados del 22 de julio en Noruega en los que murieron 77 personas, padece varios trastornos neurológicos, pero no esquizofrenia, sostuvo hoy el psiquiatra Ulrik Fredrik Malt en el juicio que se celebra en Oslo.

Copenhague, 8 jun.- El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados del 22 de julio en Noruega en los que murieron 77 personas, padece varios trastornos neurológicos, pero no esquizofrenia, sostuvo hoy el psiquiatra Ulrik Fredrik Malt en el juicio que se celebra en Oslo.

Malt, catedrático de Psiquiatría en la Universidad de Oslo, diagnóstico a Breivik dos síndromes: el de Asperger, que provoca problemas de relación, comunicación y expresión emocional, y el de Tourette, que se caracteriza por distintas clases de tics.

El extremista sufre además de narcisismo, dijo Malt, quien fue llamado a testificar por los abogados de las víctimas para hablar sobre los dos informes psiquiátricos encargados por el tribunal y que han llegado a conclusiones distintas: uno, que padece esquizofrenia paranoide; el otro, que tiene alteraciones disociales.

Tras estudiar los dos peritajes y observar a Breivik durante varias vistas en el tribunal, Malt cree que no se cumplen los criterios para que haya una esquizofrenia paranoide.

Aunque los delirios de grandeza mostrados no permiten descartar un trastorno paranoide, este experto no lo considera probable, pese a lo cual admitió que hay "zonas grises" a la hora de diagnosticar al paciente y que habría sido deseable practicarle pruebas neurológicas y cognitivas.

El interés de Breivik por investigar asuntos concretos pero sin compartir ese conocimiento, el hecho de que no acabara los estudios ni aguantara mucho tiempo en ningún trabajo, la preocupación por su aspecto, la falta de emociones mostrada en los interrogatorios y el aislamiento son síntomas que se ajustan a los de los enfermos de Asperger.

Malt cree que hay "suficientes observaciones" para poder afirmar que ese trastorno, que tiene un componente hereditario, estaba presente en la infancia, aunque se manifestó de forma más evidente en los últimos años.

Breivik se fue a vivir con su madre en 2006 para ahorrar dinero y tomarse un año sabático con un juego de rol bélico, antes de centrarse en su manifiesto ideológico, y pasó así al aislamiento social.

El catedrático de la Universidad de Oslo sostuvo, sin embargo, que pudo sufrir una depresión, lo que le provocó ese aislamiento, algo propio de esta enfermedad, y su inmersión en una realidad "virtual".

"De acuerdo con mi estimación, estoy bastante convencido de que hay buenos motivos para creer que hay síndrome de Asperger", señaló Malt en una declaración retransmitida por la televisión pública NRK.

Los tics faciales que el psiquiatra observó en las vistas se ajustan al síndrome de Tourette, según Malt, quien también destacó su obsesión por la escritura (su manifiesto tiene 1.500 páginas), sus pensamientos criminales o su actuación maquinal en la isla de Utøya, donde el 22 de julio mató a 69 personas.

La combinación de estos síndromes explica que Breivik sintiese que vivía en una "injusticia insoportable", de ahí que pasase a un mundo "virtual" y luego a una fase destructiva que culminó en una guerra apocalíptica, sostuvo el psiquiatra.

"Los primeros segundos tras verle entrar en la sala Breivik era un hombre profundamente solo. No vi a un monstruo, vi a un hombre muy solo", indicó Malt, quien cree que se trata de un "enfermo psiquiátrico, independientemente de sus ideas políticas", y que lo que le pasa es también una "tragedia" para él.

Breivik, que sonrió y bebió agua continuamente mientras hablaba Malt, lo interrumpió quejándose de que su declaración era "ofensiva" e "inaceptable", antes de ser cortado a su vez por la jueza.

Al final de la vista, en un comentario no filmado por orden del tribunal, rechazó el diagnóstico refutando sus afirmaciones, como que haya padecido depresión o no haya mostrado sentimientos.

"La juez debería eliminar a todos los psiquiatras que van a testificar. Este caso trata exclusivamente de extremismo político, no de psiquiatría", afirmó Breivik.

Al comienzo de la vista, horas antes, el tribunal había eliminado el testimonio de un psiquiatra que examinó a Breivik cuando éste tenía 4 años y sus padres se habían divorciado,

El tribunal apeló al secreto profesional y a la limitada importancia de esa declaración y contradijo así los deseos de la fiscalía.

Mostrar comentarios