Caída del Muro de Berlín: "Los alemanes orientales hacían cola en los sex-shops"

    • Riccardo Ehrman fue el corresponsal que hizo una pregunta que derribó el Muro de Berlín.
    • En el 25 aniversario recuerda los momentos históricos que rodearon aquel acontecimiento.
Riccardo Ehrman, ex corresponsal de Ansa.
Riccardo Ehrman, ex corresponsal de Ansa.
lainformacion.com

Riccardo Ehrman (Florencia, 1929) se ha hecho conocido mundialmente por formular una pregunta en el momento adecuado y en el sitio adecuado. Estaba en una rueda de prensa oficial en el Berlín comunista, cuando preguntó al portavoz del gobierno, Gunter Schabowski, si habían cometido un error endureciendo la política de viajes de los ciudadanos del este.

El portavoz, que era miembro del partido comunista y del Politburó, dijo que no había sido un error. Y sacando un papel, afirmó que de hecho, se había aprobado esa mañana un borrador de ley por la cual se podría salir de Alemania del Este quien quisiera. Y añadió que se podía hacer inmediatamente. La rueda de prensa estaba siendo televisada en directo.

Aquello desató una fuga de alemanes del este hacia los pasos fronterizos.

¿Cómo fue aquella convocatoria de prensa del 9 de noviembre de 1989?

Llamó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores y dijo: "Señor Ehrman tenemos hoy una rueda de prensa que es importante, queremos que usted participe. Queremos su confirmación". Naturalmente, yo dije: sí claro, estaré presente.

¿Por qué en las imágenes sale usted sentado en el estrado?

Llegué tarde porque había tanta gente que no había plazas para aparcar. Entonces perdí un poco de tiempo. Cuando llegué a la sala ya no había sitio. Tuve que sentarme en el estrado.

¿Usted sabía que la rueda de prensa iba a ser televisada?

Nada. No sabía que estaba siendo televisada en directo.

Pero tuvo un impacto inmediato en la población de Berlín oriental.

Todos fueron a la frontera.

¿Piensa usted que el gobierno comunista estaba cocinando algo de antemano?

Hace poco supe que, unos días antes de la caída del Muro, Schabowski [portavoz de aquella rueda de prensa] había viajado a Berlín occidental para encontrarse con el alcalde-gobernador de Berlín occidental, que era un señor que se llamaba Momper, socialista. Momper me lo confirmó: se había encontrado con Schabowski. Entonces le pregunté si Schabowski le había anticipado que 'iba a pasar algo', y Momper me dijo que no me lo podía confirmar. Yo creo que Schabowski le había adelantado algo porque, desde el primer momento del anuncio, Momper ya estaba en la parte occidental esperando a la gente a dar la bienvenida.

¿Qué hacía allí Momper?

Habían preparado un premio de 100 marcos por cada alemán oriental que venía de visita a Berlín occidental.

¿Era mucho para ellos?

Una fortuna.

¿Qué hacían con el dinero?

Iban a comprar tonterías occidentales. También a los sex-shop.

¿Sex shops?

Había una cola increíble en los sex-shop. La falsa moralidad socialista no permitía tener fotos de mujeres desnudas. Pero sí existía la prostitución controlada por los servicios secretos. Cada prostituta tenía que informar sobre los clientes.

¿Cómo vivía un periodista extranjero en el Berlín comunista?

Nos daban casi más privilegios que a los diplomáticos.

¿En qué consistían los privilegios?

Por ejemplo, en Berlín existía una tienda para diplomáticos. Tenían todo lo que puedas imaginar, desde los licores hasta vestidos, perfumes o artículos de cosmética, a precios muy baratos. Esta tienda estaba abierta para todos los diplomáticos y periodistas acreditados.

¿Cualquier periodista podía acreditarse?

Muy pocos. El régimen aceptaba solo periodistas verdaderos [representando medios mundiales], no colaboradores o freelance.

¿Era difícil tratar con las autoridades del gobierno de Alemania Oriental?

Te reconocían privadamente que el régimen no tenía libertad. Decían: "Si nuestro Estado tuviera un poco más de libertad, podría durar más". Pero no duró porque no había libertad.

¿Y se lo confesaban como si fuera un amigo?

Te decían: "Ehrman, aquí te lo digo pero lo negaré si publicas algo". Era un 'gentleman's agreement'.

¿Le dieron alguna exclusiva que nunca publicó?

Supe que iban a echar a Honecker [el secretario general del partido y hombre fuerte del país] con muchas semanas de antelación, pero no podía publicarlo. El día en que lo echaron ocupó solo una línea en la agencia de prensa oriental. Decía: "Egon Krenz es el nuevo secretario general del Partido Socialista Unificado". Era el partido comunista. Significaba que el otro había sido echado pero sin decirlo.

¿Eso fue todo?

Nunca hablaron más de Honecker. Era lo que solían hacer los comunistas. Lo mismo que aparece en la novela de George Orwell 1984: cuando echan a un jefe, ya no se habla más de él. Su nombre es eliminado de todas las publicaciones oficiales. Como si nunca hubiera existido.

¿Cómo eran los periodistas de la Europa oriental?

Eran espías, espías de verdad. Todos los corresponsales de Pravda eran espías. No eran periodistas: eran del KGB.

¿Había muchos?

Había corresponsales de todos los países que ellos llaman 'hermanos'. Había muchos polacos o checos o húngaros. Occidentales había muy pocos. Aparte de mí, había otro italiano que era el corresponsal del diario comunista italiano L´Unità;un francés de la AFP, y otro que era del diario comunista L´Humanité. Había algunos ingleses de Reuters.

¿Se llevó algún trozo del Muro?

Lo tengo. Fue cuando lo abrieron en la Potsdamer Platz. Allí todo el mundo cogía trozos. Había muchos.

¿Hay algo de aquella época que quiera recordar?

Sí. Honecker y los suyos quisieron invadir Polonia pero Schabowski lo impidió. Lo impidió porque su mujer, que es rusa, había sido una secretaría del comité central del Partido Comunista Soviético, y yo creo -ella nunca me lo ha dicho- que conocía a Gorbachov.

¿Piensa que ella tenía poder para mediar y evitar esa invasión?

Sí, porque cuando Schabowski conoció a su mujer, que se llama Irina (la conoció en Moscú), él era solo un periodista comunista nada más. Pero tras casarse, ella vino a Berlín y, en poco tiempo, Schabowski pasó de periodista a director del periódico. Después a responsable del partido por Berlín. Luego miembro del Comité Central; y al final, del Politburó.

¿Que habría pasado si invaden Polonia?

Habrían eliminado a Solidarnosc y a Lech Walessa para restablecer el comunismo. Por suerte, no lo lograron.

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