Niamey.- Níger amaneció hoy en calma tras el golpe de Estado del jueves, aunque con las fronteras cerradas, las garantías constitucionales suspendidas y algunas unidades militares patrullando las calles de la capital, donde el comercio ha reanudado su actividad, constató un periodista de EFE en Niamey.
Pese a que a las puertas de cada cuartel permanecen situados blindados del Ejército, las administraciones públicas y las escuelas han abierto esta mañana con normalidad y la circulación de vehículos ha retomado igualmente su ritmo habitual.
El denominado "Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia" (CSRD), integrado por un grupo de oficiales que lideraron el asalto al Palacio Presidencial, decretó de madrugada el toque de queda entre las 18.00 y las 06.00 horas, la disolución de las instituciones del Estado y el cierre de las fronteras aéreas y terrestres del país.
El presidente derrocado Mamadou Tandja permanece todavía retenido junto a varios miembros del Gobierno en un cuartel de las afueras de la capital.
Según un comunicado de los golpistas difundido por la radio y la televisión estatal, la junta militar que se ha hecho cargo del país ha nombrado presidente del CSRD al comandante Salou Djibo, responsable de una de las principales divisiones de Niamey.
El portavoz de la junta, el coronel Goukoye Abdul Karimou, efectuó en televisión un llamamiento a la calma y afirmó que "las fuerzas de seguridad y de defensa decidieron tomar la responsabilidad de poner fin a la situación de tensiones políticas" que vivía el país.
Los golpistas instaron a los nigerinos a apoyar la sublevación, aunque no han anunciado cuánto tiempo pretenden mantenerse en el poder.
Los sublevados atacaron el jueves el Palacio Presidencial de Niamey cuando se celebraba en su interior un Consejo de Ministros con la presencia del jefe del Estado.
Las ráfagas de ametralladora y disparos de armamento pesado se sucedieron durante casi tres horas en torno al Palacio Presidencial, aunque no se dispone todavía de ninguna cifra oficial de víctimas.
Níger vivía desde hace varios meses en un clima de gran inestabilidad política tras la decisión de Tandja de ampliar su mandato presidencial más allá de los dos períodos de cinco años establecidos por la Constitución del país.
El presidente disolvió el Parlamento, que se opuso a sus intenciones, y destituyó a los miembros de la Corte Constitucional, que declararon ilegal la reforma de la Carta Magna.
El pasado agosto convocó un referéndum para aprobar la modificación constitucional, que ganó por amplia mayoría entre acusaciones de fraude y de golpe de Estado encubierto por parte de los partidos de oposición.
Níger, uno de los países más pobres del mundo y con peores índices de desarrollo humano, dispone, sin embargo, de grandes reservas de uranio en el norte del país, que explota principalmente el gigante nuclear francés Areva.
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