Cartes alivia los roces con el Partido Colorado para seguir gobernando

  • La tensión por el reparto de la tarta del poder entre el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y el aparato del Partido Colorado, al que entró solo en 2009, disminuyó esta semana con una visita del mandatario a la sede de la agrupación, diseñada para garantizarse el apoyo que necesita para gobernar.

César Muñoz Acebes

Asunción, 15 feb.- La tensión por el reparto de la tarta del poder entre el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y el aparato del Partido Colorado, al que entró solo en 2009, disminuyó esta semana con una visita del mandatario a la sede de la agrupación, diseñada para garantizarse el apoyo que necesita para gobernar.

Ambas partes están inmersas en un tira y afloja entre el deseo del partido de mantener la tradición de obtener cargos para sus dirigentes y allegados, y la intención de Cartes de dirigir un Gobierno de tecnócratas.

El mandatario es un hombre ajeno a la política y al sistema clientelista dominante en Paraguay desde la época de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), que convirtió al Partido Colorado, de tendencia conservadora, en uno de los pilares de su régimen.

Cartes, uno de los hombres más ricos de Paraguay, con intereses en producción agropecuaria, bebidas, comercio, transporte y banca, entró al Partido para ser presidente, pese a que, como reconoció él mismo, ni siquiera había votado anteriormente.

Su decisión de formar un Gobierno de personas más con habilidad técnica que con raigambre colorada causó descontento en el Partido.

Desde entonces, algunos de sus miembros piden periódicamente cargos lucrativos, un derecho que a su juicio les corresponde según las reglas de poder que han regido en Paraguay desde hace décadas.

Al mismo tiempo, han convertido a los integrantes del gabinete de fuera del partido en diana de sus críticas, según dijo a Efe Alfredo Boccia, un analista político.

Cartes aludió al tema durante su visita el jueves a la sede de la Alianza Nacional Republicana (ANR), el nombre oficial del Partido. "No me digan que no estoy preocupado en ubicar correligionarios", le dijo a su cúpula, con el pañuelo colorado al cuello.

El presidente aseveró que un 90 por ciento de los participantes en los concursos públicos son colorados, pero dijo no poder colocar a personas específicas.

"Meter por meter, así vuelve a caer el partido, un poco de paciencia", les dijo en la reunión, que fue a puerta cerrada.

La Presidencia divulgó el viernes una grabación del discurso de Cartes, pero no de las preguntas de los líderes colorados, que según la prensa local, le pidieron más cargos, inclusive para los líderes de base sin preparación académica.

"Estoy seguro que dentro del Partido Colorado se encuentra también gente que tiene la experiencia en la administración pública y la capacidad. Quizá ese reclamo que viene de la dirigencia consiste en esa situación", dijo a la salida el diputado colorado Ariel Oviedo, según la prensa local.

El mandatario ha logrado la aprobación de una ley que obliga a realizar un concurso público para seleccionar a los funcionarios, para que los puestos se cubran por mérito y no por conexiones con el poder.

"El concurso es la llave para no apagar los sueños de los jóvenes", dijo Cartes en una rueda de prensa tras el encuentro.

Pero al mismo tiempo ha otorgado concesiones al partido, según Boccia, quien citó como ejemplo la contratación en la hidroeléctrica Yacyretá, que Paraguay comparte con Argentina, de Raúl Sánchez, hijo de un líder regional del partido, sin ningún concurso público.

"Raulito es amigo personal mío, él y toda su familia", reconoció un Cartes nervioso y molesto por una pregunta de la prensa al respecto.

El presidente necesita del Partido para aprobar sus prioridades en el Congreso, donde los colorados tienen el mayor bloque de escaños.

Disputas entre los legisladores dividieron su representación en la Cámara de Diputados en tres bancadas, unidas tan solo en su apoyo a Cartes.

Perder su respaldo no solo acarrearía la parálisis legislativa, sino que le expondría a un posible juicio parlamentario como el que defenestró en 2012 al presidente Fernando Lugo.

Su sustituto sería el vicepresidente, Juan Afara, un líder tradicional colorado.

Esa es una amenaza velada aunque fuera del escenario político actual, menos aun tras la visita de Cartes a la sede del Partido, un gesto que su presidenta, Lilian Samaniego, calificó de "histórico".

El presidente prometió acudir de forma periódica, sin duda para aplacar las aprehensiones de la línea dura del partido, que se resiste a los cambios que impulsa un hombre que no salió de sus filas.

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