Cavaco, el político riguroso garante de la estabilidad

  • Lisboa.- Símbolo de estabilidad en tiempos de turbulencias económicas, el conservador Aníbal Cavaco Silva, de 71 años, inicia mañana su segundo mandato de cinco años como presidente de Portugal con la tenacidad y la rigurosidad como sus principales señas de identidad política.

La crisis y la frialdad con el Gobierno abren el segundo mandato de Cavaco
La crisis y la frialdad con el Gobierno abren el segundo mandato de Cavaco

Lisboa.- Símbolo de estabilidad en tiempos de turbulencias económicas, el conservador Aníbal Cavaco Silva, de 71 años, inicia mañana su segundo mandato de cinco años como presidente de Portugal con la tenacidad y la rigurosidad como sus principales señas de identidad política.

De porte espigado y gesto adusto, Cavaco es apreciado por muchos portugueses como el protector de arraigados valores lusos, como la cultura del trabajo, la corrección moral y ética y la frugalidad en las costumbres.

Hijo de un trabajador rural, el histórico líder de la centro-derecha lusa creció en el pequeño pueblo de Boliqueime, en la comarca sureña del Algarve, bajo un ambiente de clase media-baja del que aprendió que con perseverancia se pueden superar las estrecheces económicas.

Se marchó de joven a Lisboa, donde compaginó los estudios en el Instituto Superior de Ciencias Económicas y Financieras con la práctica de la carrera de vallas, especialidad de la que fue campeón nacional.

En 1964, se licenció en Finanzas y después realizó el servicio militar obligatorio en la administración del Ejército portugués en la entonces provincia ultramarina de Mozambique.

Para entonces, ya se había casado con su actual esposa, María Alves da Silva, una titulada en Filología Germánica con la que ha tenido dos hijos: Patrícia María y Bruno.

En 1968, cuando murió el dictador António de Oliveira Salazar, se mudó al Reino Unido para perfeccionar su formación en la Universidad de York, donde alcanzó el doctorado en Economía en 1973.

Regresó a Portugal en 1974, cuando el país vivía los tiempos agitados de la Revolución de los Claveles del 25 de abril, movimiento que derrocó una larga dictadura de más de 40 años.

Aunque se mantuvo al margen de la efervescencia revolucionaria reinante, se enroló en el centro-derechista Partido Popular Demócrata (PPD).

Cavaco comenzó su carrera política en 1980, cuando fue nombrado ministro de Finanzas en el Gobierno de Francisco Sá Carneiro, época en la que aplicó medidas deflacionistas y de control del gasto público.

Su estancia en la cartera de Finanzas se vio truncada por la inesperada muerte en un accidente aéreo en diciembre de 1980 del propio Sá Carneiro, uno de sus principales defensores.

Después de cuatro años alejado de la primera línea política -durante los que ejerció como profesor y como alto cargo del Banco de Portugal-, ganó las primarias del Partido Social Demócrata (PSD) en mayo de 1985 y en octubre de ese mismo año fue elegido primer ministro de Portugal en las urnas.

Permaneció en ese cargo una década, cuando Portugal vivió una fase de bonanza sustentada en el impulso de su ingreso en la Unión Europea en 1986 y en la instauración de políticas que promovieron la iniciativa privada en detrimento del control estatal.

Sus diez años en el palacio de Sao Bento -sede del Gobierno en Portugal- le convierten todavía hoy en el político que más tiempo pasó en el cargo desde el fin de la dictadura salazarista.

En 1995, Cavaco no se presentó a las elecciones legislativas, aunque sí lo hizo a las presidenciales de 1996, en las que perdió claramente frente al aspirante socialista, Jorge Sampaio.

Alejado de la política activa, estuvo en un segundo plano hasta que en 2006 volvió a presentarse a los comicios para jefe de Estado.

Venció en la primera vuelta con el 50,5 por ciento de los votos, el margen más estrecho de la historia de las elecciones presidenciales en Portugal, superando al candidato apoyado oficialmente por el Partido Socialista, Mário Soares, así como al entonces independiente Manuel Alegre.

El 23 de enero de 2011, volvió a vencer unos comicios presidenciales en la primera vuelta al recabar cerca del 52 por ciento de los votos, frente al casi 20 por ciento de Alegre, candidato del gobernante Partido Socialista de José Sócrates.

Como jefe de Estado en el último lustro, Cavaco, de fuertes convicciones católicas, obligó a revisar con su veto las leyes más polémicas aprobadas por los socialistas, con los que cohabita en el poder desde 2006.

El matrimonio homosexual, el divorcio sin consentimiento mutuo, la despenalización del aborto o la ley sobre cambio de sexo son algunas de las normas contestadas por Cavaco, cuyos principales cometidos como presidente son sancionar leyes, convocar elecciones y encargar la formación de Gobierno.

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