Ciclones dejan desastre en México e incógnita por lenta acción institucional

  • Los ciclones "Manuel" e "Ingrid" dejaron más de 150 muertos a su paso por México, una ingente labor de reconstrucción pendiente y la incógnita de saber quiénes fueron los culpables de la lenta respuesta institucional y de la construcción de viviendas en zonas de riesgo.

Alberto Cabezas

México, 4 oct.- Los ciclones "Manuel" e "Ingrid" dejaron más de 150 muertos a su paso por México, una ingente labor de reconstrucción pendiente y la incógnita de saber quiénes fueron los culpables de la lenta respuesta institucional y de la construcción de viviendas en zonas de riesgo.

"Esto fue una 'tormenta perfecta', un evento absolutamente inusitado e inusual" que "rebasó la capacidad de respuesta" del país, dijo a Efe el experto en gestión de desastres Ricardo Zapata, consultor de la Unión Europea (UE) y exfuncionario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Además de las condiciones climáticas extremas propiciadas por la llegada de dos ciclones tropicales a la vez, uno por la cuenca del Atlántico y otro por la del Pacífico, el experto señaló que en el desastre influyeron también cuestiones políticas.

"Es un evento fuera de lo normal, entre comillas, y que le toca a una Administración que se está estrenando: el director nuevo de la Coordinación Federal de Protección Civil (Luis Felipe Puente) no tenía una experiencia previa", sostuvo.

El también coordinador del Manual para la Evaluación de Impacto Socioeconómico y Ambiental de los Desastres (Cepal, 2003) explicó que "si alguna lección habría" que sacar de lo ocurrido "es que, en una transición de un Gobierno a otro (...), debería mantenerse una base técnica en ciertos aspectos cruciales".

Está de acuerdo en que México es un país con experiencia en gestión de desastres, afectado por el paso del huracán "Paulina", en 1997, por ejemplo, pero sostiene que "una parte de las lecciones las desaprendió" en esta ocasión al confiarse en exceso en que "la institucionalidad estaba ahí y funcionaba".

El Gobierno admitió el pasado 30 de septiembre que entre las varias causas del desastre están "una deforestación totalmente ilegal y desproporcionada" y la acción de "invasores" de terrenos, en general población de escasos recursos que construye viviendas en zonas de riesgo.

También la entrega por parte de algunas autoridades de "licencias de construcción para viviendas en lugares donde nunca se debió permitir eso", dijo recientemente el subsecretario de Normatividad, Eduardo Sánchez.

Para Zapata, que lleva años trabajando en materia de gestión de riesgos, es claro que ante un fenómeno extremo como el ocurrido, que afectó a dos terceras partas de México y dejó 1,7 millones de afectados, "dar la alerta en sí no basta".

"Se requiere que quien reciba la información tenga un manual de comportamiento de qué hacer", algo que, por ejemplo, no sucedió en 2004 con el tsunami que ocurrió el 26 de diciembre en el océano Índico, en plena época de vacaciones.

En México "lamentablemente la entrada de los ciclones coincide con los feriados (festivos) patrios del 15 y 16 de septiembre", cuando se celebra la Independencia mexicana, recordó.

"El país estaba volcado a llevar la fiesta en paz, evitar que hubiera manifestaciones, a que no surgieran disturbios, estaban abocados a otros tipo de seguridad y no a esta", que tiene que ver con un riesgo climático, apuntó.

El Gobierno mexicano ha prometido "una investigación exhaustiva" a cargo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), de la que quizás salgan los nombres de algunos responsables.

Zapata se pronunció a favor de centrarse en la reconstrucción, en la búsqueda de soluciones y evitar una "cacerías de brujas".

En ese sentido, Mario Garza Salinas, coordinador del diplomado en Protección Civil y Prevención de Desastres de la Universidad Iberoamericana (UIA), estimó necesaria una rendición de cuentas plena sin "ir hacia el revanchismo".

"Es una característica de un país democrático no dejar las cosas así, nada más, y olvidadas, porque se van a seguir replicando estas conductas corruptas en un momento dado", comentó.

Garza señaló que uno de los mayores problemas de la gestión de riesgos en México tiene que ver con que en materia de Protección Civil hay "una política pública principalmente reactiva, operativa, de atención de desastre" y lo necesario es "invertir esa ecuación".

Hasta hoy el peor desastre en términos económicos ocurrido en el país es el causado por los huracanes "Wilma" y "Stan" en 2005, que tuvo un coste de 105.000 millones de pesos (8.015 millones de dólares).

El paso reciente de "Manuel" e "Ingrid" fue el segundo, al dejar una factura de unos 75.000 millones de pesos (5.725 millones de dólares), por delante del terremoto de 1985 en Ciudad de México, en el que las pérdidas ascendieron a 40.000 millones de pesos (3.053 millones).

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