Crisis en Brasil: un vicepresidente entre el silencio y las sospechas de traición

  • El destino político de Brasil parece atado en buena medida a la decisión de un solo hombre: ¿el vicepresidente Michel Temer apoyará a su compañera de fórmula, Dilma Rousseff, en su lucha contra un impeachment, o se preservará para un eventual gobierno de transición?

Quienes quieren la destitución de Rousseff se ilusionan, pero Temer calla. Cinco días después de que el proceso de impeachment contra la mandataria se abriera, muchos estiman que el silencio de este prestigioso constitucionalista de 75 años y ascendencia libanesa dice más de sus ambiciones que de su habitual prudencia.

Rousseff repitió este lunes que no tenía razones para "desconfiar de él ni un milímetro", pero entre los asesores del Palacio de Planalto cobra fuerza la idea de que el jefe del mayor partido de Brasil -el centrista PMDB, aliado de Rousseff y a cargo de siete ministerios en el actual gobierno- está sopesando la posibilidad de coronar su carrera con la jefatura del Estado.

Es un dilema simple, dicen: si no la apoya, la traiciona.

"Está dando señales evidentes de que él y su grupo político están en favor del impeachment", dijo a la AFP Ricardo Ribeiro, doctor en ciencias políticas, exasesor estatal y analista de MCM consultores.

Ciro Gomes, exministro de Integración del gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, fue mucho más allá y lo llamó "capitán del golpe". Nadie recogió ese guante.

Mientras la séptima economía mundial se encamina a su peor recesión en 85 años, en los pasillos del poder los exégetas de la política brasileña se preguntan obsesivamente qué piensa, con quién se reúne y cuáles han sido las últimas señales emitidas por el esquivo Temer.

Y cuando el ministro de Aviación Civil, Eliseu Padilha, cercano al vicepresidente, confirmó el lunes que dejaba el gobierno, para muchos fue el anuncio de que el PMDB abandonaba el barco.

Cauto y poco afecto a asumir grandes batallas en público, Michel Miguel Elias Temer Lulia creció como el menor de ocho hermanos en una familia de inmigrantes libaneses católicos que llegaron a Brasil en 1925. Se formó en derecho en Sao Paulo, donde inició la carrera que lo llevó a ser tres veces presidente de la cámara de Diputados durante sus seis mandatos como legislador del PMDB.

Medios locales citan negociaciones para una eventual transición entre Temer y el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que perdió por tres puntos las elecciones contra Rousseff en 2014, y mencionan el documento "Un puente para el futuro" publicado por el PMDB en octubre con propuestas para sacar al país de la crisis como si se tratara de su programa de gobierno. El vicepresidente no negó públicamente ninguna versión.

El PMDB es el mayor partido de Brasil. Una fuerza heterogénea de gran poder territorial que tiene los dos primeros lugares de la sucesión presidencial y la jefatura de ambas cámaras. Temer es visto como el hombre que podría galvanizar sus varias fuerzas y definir el impeachment. "El fiel de la balanza": así lo llaman.

Aislado dentro del gobierno, el vicepresidente no estuvo al lado de Rousseff cuando la presidenta habló el 2 de diciembre, día de la apertura del proceso de juicio político, que atravesará su primera prueba en la cámara de Diputados cuando el plenario vote si debe continuar o ser archivado.

El gobierno dice que de momento tiene los votos para frenarlo, pero no todos coinciden.

"Dilma ya perdió, porque el vicepresidente de ella es del PMDB. Ella no va a conseguir los votos en el Congreso porque todo el PMDB va a votar a Temer (...) Difícilmente Temer va a dejar escapar eso. Va a ser presidente", dijo Antonio Porto, profesor de economía de la universidad privada Fundación Getulio Vargas.

Temer fue designado este año como el principal operador del gobierno dentro de un Congreso rebelde. Pero esa fugaz apuesta terminó bordeando el escándalo cuando en plena crisis dijo: "Es preciso que alguien pueda, tenga la capacidad de reunificar a todos, de unir a todos, de hacer esa apelación. Estoy tomándome la libertad de hacer este pedido porque de lo contrario podemos entrar en una crisis desagradable para el país".

El oficialismo lo interpretó como una autopromoción conspirativa y Temer perdió su papel de articulador político. Las cosas con el PT ya no volvieron a endulzarse.

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