Croacia celebra muy polarizada unas reñidas elecciones presidenciales

  • Croacia celebra este domingo la segunda y decisiva vuelta de las elecciones presidenciales profundamente dividida entre dos candidatos que representan visiones muy distintas del país: una católica, tradicional y nacionalista y otra más urbana, abierta y progresista.

Vesna Bernardic

Zagreb, 8 ene.- Croacia celebra este domingo la segunda y decisiva vuelta de las elecciones presidenciales profundamente dividida entre dos candidatos que representan visiones muy distintas del país: una católica, tradicional y nacionalista y otra más urbana, abierta y progresista.

En la primera vuelta, celebrada el pasado 28 de diciembre, el actual presidente, Ivo Josipovic, candidato de los socialdemócratas y de otros 16 partidos de centro-izquierda, ganó con un mínimo margen al obtener un 38,5 % de los votos.

Su principal rival, Kolinda Grabar-Kitarovic, ministra de Exteriores entre 2005 y 2008 y ahora secretaria general adjunta de la OTAN para Relaciones Públicas, logró un 37,2 % como candidata de una agrupación de partidos conservadores encabezados por la Unión Democrática Croata (HDZ).

Los analistas coinciden en que la votación del domingo será la más incierta hasta ahora en Croacia.

El moderado Josipovic, renombrado jurista y compositor, agnóstico declarado en un país con mayoría de católicos, defiende los derechos de los homosexuales, de las minorías étnicas y las buenas relaciones en los Balcanes, donde las guerras de la década de 1990 dejaron muchas heridas abiertas entre países vecinos.

Varios analistas valoran su programa como el único concreto, ya que propone reformas constitucionales sobre los sistemas electoral, administrativo y judicial.

El candidato progresista propone listas abiertas para democratizar los partidos y el sistema electoral, un gran recorte de la administración local y la descentralización, cambios sin los que, asegura, es imposible la recuperación económica y la modernización.

En la primera vuelta, Josipovic triunfó en todas las grandes ciudades, en las regiones más ricas y entre los croatas con mejor formación académica.

Cuarenta organizaciones civiles de derechos humanos, de minorías nacionales, de homosexuales, feministas o ecologistas han manifestado su apoyo a Josipovic.

"El presidente Josipovic ha hecho mucho a favor de la tolerancia", explicó ayer una portavoz de este colectivo de ONG, quien advirtió que los derechos humanos peligran en Croacia.

Durante su primer mandato, Josipovic impulsó propuestas legislativas para que no prescriban los delitos de corrupción.

Sin escándalos que le afecten, durante la campaña ha recordado los casos de corrupción en la HDZ, que llevaron en 2014 a la cárcel a su antiguo líder y ex primer ministro Ivo Sanader, del que Grabar-Kitarovic fue ministra de Exteriores.

Grabar-Kitarovic tiene su gran granero de votos en los ambientes rurales y con menos formación.

Según una reciente encuesta, quienes la apoyan valoran en la candidata su patriotismo y su carácter enérgico.

Confían en que ella podrá impulsar el retorno a los valores tradicionales, la salida de la crisis y "arreglar las cuentas" con Serbia, país al que los círculos conservadores consideran el Gobierno socialdemócrata está haciendo demasiadas concesiones.

En ese sentido, la candidata ha mostrado todo su apoyo a las protestas de los veteranos de la guerra de la independencia de 1991-1995, un colectivo nacionalista y cercano a la HDZ.

Aunque los manifestantes no concretan las razones de su protesta, sus reproches tienen su origen en la decisión del Ejecutivo de aplicar la Constitución en lo que respecta a los derechos de la minoría serbia.

Se trata de derechos como el uso del alfabeto cirílico o el acceso a indemnizaciones también a las víctimas serbias de la guerra en la que Croacia ganó su independencia frente al entonces Ejército yugoslavo y las fuerzas de los serbios croatas.

A Grabar-Kitarovic la apoyan también partidos ultranacionalistas que coquetean con el pasado pronazi croata durante la II Guerra Mundial.

También la Iglesia católica ha mostrado su respaldo a Grabar-Kitarovic, hasta el punto de que el cardenal Josip Bozanic, arzobispo de Zagreb, ha recomendado votar "por un patriota que apoya a los veteranos" y ha advertido de que "no votar es un pecado de omisión".

Muchos croatas se sienten identificados con los orígenes humildes de Grabar-Kitarovic y con la imagen de niña de campo, católica practicante que adora a su familia y a su país de que hace gala la candidata.

Además, sus seguidores admiran su brillante carrera diplomática que le ha llevado a ocupar un alto cargo en la OTAN y su fama de persona decidida que se hace obedecer.

Abatidos por un desempleo de 18 % y una económica que en 2014 acumuló su sexto año consecutivo de contracción, muchos croatas han recibido bien la promesa de la candidata de forzar elecciones generales anticipadas si no hay mejoras rápidas.

Aunque el cargo de jefe del Estado tiene más carácter protocolario que ejecutivo, suele ser una figura de gran prestigio e influencia en la política del país.

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