Estaba un socialista
perplejo esta semana.
Las primarias a la vista,
y el domingo votación.
A elegir: o ser sanchista
o seguir la tradición
que representa Susana.
Le tentaba el aparato,
que domina la Gestora.
Pero ya, desde hace un rato,
le apetece rebelión.
Un grito que sea real
contra la sumisión,
y un sistema electoral
que produce corrupción.
Pero también tiene miedo
de equivocarse otra vez.
Las primarias anteriores
no fueron afortunadas.
Y, en socialistas franceses
que parecían rodadas
no dieron más que reveses.
¿Me tienen que preguntar?
Se cuestiona el militante.
Ya es bastante opinar
dentro de su agrupación,
y mucha veces optar
por una equivocación.
Eso resulta fatal
pero solo es importante
a mero nivel local.
Ahora el resultante
será nacional.
Con efectos al instante,
en esta España total.
Así andaba el militante
y en aquel momento,
cabizbajo y diletante,
se le escapó un lamento:
¡Ay Felipe de mi vida!
!Ay Alfonso de mi alma¡
Feliz era aquel tiempo,
en que González mandaba,
Guerra lo manejaba
y el socialismo ganaba.
Y hasta con Zapatero
elegimos al líder
en Congreso del partido
Y ganamos elecciones
Y Gobernamos
¿Tiene entonces sentido
esta lucha de facciones?
Será este veintiuno
un día de emociones,
en este mayo florido
y lleno de sensaciones.
Un día inoportuno
en que cada socialista
tomará la papeleta,
y votará una lista,
con corazón dividido
Y a más de uno
le dará la pataleta,
al ver su PSOE partido
Entonces,
habrá ganado: ninguno.
El dilema resultante
lo tendrá que resolver,
socialista y militante,
con todo su buen saber.
Si utiliza la razón
votaría en un sentido,
Y si usa el corazón
...........................
¡En que lío está metido!
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