Detenidos por cargar a americanos y rusos gastos no realizados en clubes de alterne


La Policía Nacional ha desarticulado en la provincia de Salamanca una banda que se dedicaba a falsificar tarjetas de crédito de ciudadanos de otros países, a los que se cargaban gastos no realizados en clubes de alterne.
Según informó la Policía, los dueños de los prostíbulos obtenían el 50 por ciento de los beneficios por su colaboración en esta estafa. La red falsificó tarjetas de residentes en Estados Unidos, Australia, Canadá y Rusia.
Dentro de esta operación, se ha desmantelado un laboratorio de falsificación de tarjetas y se ha detenido a cuatro personas. Los arrestados hicieron cargos a las tarjetas falsificadas que levantaron sospechas, debido a su elevado volumen y a las horas en que se realizaban.
Las investigaciones comenzaron en febrero pasado cuando se recibió en febrero pasado una denuncia por un intento de estafa. A través de una máquina para pagar con tarjeta de un local de alterne de la provincia de Salamanca, se habían realizado multitud de cargos no deseados a titulares de tarjetas de crédito residentes en otros países.
Los agentes comprobaron que este establecimiento ingresó en la cuenta asociada a su terminal de punto de venta un total de 21.180 euros de forma ilícita. También averiguaron que habían intentado facturar sin éxito otros 50.000 euros aproximadamente.
Poco después, los investigadores encargados de la operación descubrieron que los medios de pago utilizados de forma fraudulenta en el prostíbulo salmantino habían sido también pasados en los datáfonos de otro local similar en la provincia de Valladolid. En ese negocio las investigaciones determinaron que el fraude consumado ascendió a 4.000 euros, si bien habían intentado estafar un total de 15.000 euros.
La banda desarticulada obtenía por diversos métodos las numeraciones de tarjetas bancarias propiedad de ciudadanos de Estados Unidos, Australia, Canadá y Rusia, países en donde no se encuentra implementada la medida de seguridad consistente en integrar un chip. Estos datos los remitían a miembros de la red asentados en España, encargados de la confección de las tarjetas duplicadas.

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