Madrid, 13 feb.- El príncipe de Asturias ha visitado hoy el acuartelamiento del Ejército de Tierra "Zarco del Valle", en El Pardo, donde ha comprobado el funcionamiento de los inhibidores de explosivos diseñados por el Regimiento de Guerra Electrónica, que protegen a más de 650 vehículos militares en Afganistán y Líbano.
En su visita a este acuartelamiento, don Felipe ha conocido asimismo las instalaciones de los centros de mantenimiento de Material de Transmisiones y de Sistemas Hardware-Software, éste último nacido hace cinco años para hacerse cargo de la tecnología informática instalada en plataformas aéreas y terrestres, en las armas, en los sistemas de telecomunicaciones y en los simuladores.
Recibido en el patio por una compañía de honores, a la que ha pasado revista acompañado por el jefe de Estado Mayor del Ejército, general Fulgencio Coll, el heredero de la Corona ha iniciado su visita a este cuartel -en el que están destinados unos 850 militares- con un recorrido por los talleres y el departamento de calidad del Centro de Mantenimiento de Material de Transmisiones.
Esta unidad gestiona un presupuesto global de 8,1 millones de euros para mantener operativos más de 35.700 equipos, desde los teléfonos hasta los sistemas de comunicación vía satélite, y la complejidad del funcionamiento de estas transmisiones hace que el tiempo medio de las reparaciones sea de 280 días.
En el Regimiento de Guerra Electrónica número 31, el príncipe ha conocido al personal especializado en determinar, reducir e impedir el uso hostil del espectro electromagnético por parte del adversario y ha recibido información detallada sobre los dispositivos con que cuentan los nuevos blindados RG-31, preparados para operar en zonas de conflicto.
A continuación, ha asistido a una demostración de la eficacia de uno de los 29 tipos de inhibidores de explosivos que diseña esta unidad, instalado en un RG-31, desde donde el dispositivo ha neutralizado la señal de un sistema detonador como los que emplean los insurgentes afganos.
El Regimiento de Guerra Electrónica, que ha instalado inhibidores en unos 900 vehículos militares, dispone de capacidad tanto para el despliegue sobre el terreno como para ofrecer apoyo a cuarteles generales de grandes unidades y entre sus equipos electrónicos de comunicaciones se incluyen las redes de radar y los sistemas de dirección de tiro para la defensa antiaérea.
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