Eficacia británica en el año del Jubileo y los Juegos Olímpicos

  • El Reino Unido celebró por todo lo alto en 2012 los Juegos Olímpicos de Londres y el Jubileo de Diamantes de Isabel II, dos eventos multitudinarios que discurrieron con eficacia británica y le permitieron exhibirse con orgullo y patriotismo.

Patricia Souza

Londres, 18 dic.- El Reino Unido celebró por todo lo alto en 2012 los Juegos Olímpicos de Londres y el Jubileo de Diamantes de Isabel II, dos eventos multitudinarios que discurrieron con eficacia británica y le permitieron exhibirse con orgullo y patriotismo.

Dejando la crisis de lado, ambos acontecimientos se desarrollaron en Londres en un clima festivo y sin incidentes, pese a los muchos temores previos: el vetusto metro de la capital británica funcionó a pleno ritmo, no hubo sustos de seguridad, y se ondearon con entusiasmo millones de banderas "Union Jack".

Una "inyección de autoestima" en plena recesión, según su primer ministro, David Cameron, y una ocasión para mostrar al mundo un país en el que la reina Isabel II es la quintaesencia de lo británico y donde la música, el cine, la diversidad y el sentido del humor son señas de identidad.

Y el Reino Unido sacó la artillería: exhibió durante meses a su anciana soberana, que a sus 86 años recibió un interminable homenaje por sus 60 años en el trono -solo superada por su tatarabuela, la reina Victoria-, y utilizó los lugares más turísticos e icónicos de Londres -del Big Ben a Hyde Park- como sedes olímpicas.

Las celebraciones por el Jubileo de Diamantes de Isabel II tuvieron su culmen a comienzos de junio en Londres, con fastuosos eventos, fiestas callejeras y multitudinarias concentraciones en homenaje a una Reina más popular y humana que nunca, en parte por el paso de los años y también por la impecable maquinaria de relaciones públicas de la monarquía británica, conocida como "La Firma".

Así se demostró en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, que aprovechó el "tirón" de la Reina de Inglaterra lanzándola en paracaídas con James Bond sobre el estadio olímpico de Stratford, ante la mirada atónita de 27 millones de espectadores en todo el mundo.

Desde su apertura, el 27 de julio, Londres 2012 dejó claro que tendría un marcado sabor británico y que, alejado necesariamente de la espectacularidad de Pekín 2008 por su menor presupuesto, se centraría en resaltar idiosincrasias universalmente conocidas.

De la revolución industrial a la campiña inglesa, de los minis a los taxis londinenses, de Paul McCartney a las Spice Girls, de Peter Pan a Harry Potter, de Monty Python a "Mr Bean"... durante 17 días de competiciones olímpicas el Reino Unido mostró su legado cultural ante una audiencia estimada en 4.800 millones de espectadores.

Se batieron 44 récords mundiales -memorable el 1:40.91 de David Rudisha en 800 metros-, se vio al jamaicano Usain Bolt ganar en 100 y 200 metros, Michael Phelps se convirtió en el deportista más laureado del olimpismo y los británicos otorgaron la categoría de héroes a Mo Farah, Chris Hoy y Bradley Wiggins.

Con 44.000 militares desplegados y 70.000 voluntarios, los terceros Juegos que Londres organizó en su historia fueron un éxito organizativo pese a la ansiedad generada durante años a causa de los atentados de 2005 en la red de transporte público y la incertidumbre que rodeaba al funcionamiento del metro mas antiguo del mundo.

Pero, pese los malos augurios, el "Tube" de Londres funcionó: transportó a 60 millones de pasajeros durante la cita olímpica, un 30 por ciento más de lo habitual, mientras el centro de la capital británica se vaciaba de londinenses y turistas, temerosos de un posible colapso que nunca ocurrió.

Tras mostrar al mundo el Palacio de Buckingham, la Torre de Londres o el Palacio de Westminster al paso de los deportistas olímpicos, los Juegos de Londres 2012 bajaron el telón el 12 de agosto tras ser calificados como "alegres y gloriosos" por el Comité Olímpico Internacional (COI).

No "los mejores de la historia", como deseaban sus organizadores, pero al menos compartieron lema con ese famoso verso del himno británico y con el título que se dio al "sketch" de la reina Isabel II y James Bond, uno de los momentos inolvidables de 2012.

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