El autoritarismo cede, pero persiste la violencia y la pobreza en El Salvador

  • La "sociedad autoritaria" está desapareciendo en El Salvador por la "profunda reforma política" derivada de los Acuerdos de Paz de 1992, dijo a Efe el vicepresidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, antiguo comandante guerrillero y uno de los firmantes de esos pactos.

Luis Alfredo Martínez

San Salvador, 12 ene.- La "sociedad autoritaria" está desapareciendo en El Salvador por la "profunda reforma política" derivada de los Acuerdos de Paz de 1992, dijo a Efe el vicepresidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, antiguo comandante guerrillero y uno de los firmantes de esos pactos.

El vicepresidente reconoció que la violencia, la pobreza y una reconciliación incompleta persisten al cumplirse, el próximo día 16, los 20 años de la firma de los acuerdos, "pero (el país) ya no los va a resolver por la vía del enfrentamiento militar, sino del entendimiento".

Sánchez Cerén también es el ministro de Educación y el único miembro de la antigua comandancia general del hoy gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que integra el Gobierno del presidente Mauricio Funes (2009-2014).

"El impacto en 20 años (de los acuerdos) es de una profunda reforma política, que ha generado un ambiente democrático; en El Salvador actualmente el uso del diálogo, de la negociación, es el instrumento" para resolver los problemas, aseveró.

Sánchez Cerén recalcó que suscribir los acuerdos con el Gobierno de Alfredo Cristiani, el 16 de enero de 1992 en México, "no solo fue ponerle fin a la guerra", lo que "quizá fue el paso más inmediato".

Después, añadió, vino la reforma política que abarcó la justicia, el sistema electoral, los partidos y los valores democráticos, entre otros aspectos.

El FMLN se convirtió en partido político precisamente en cumplimiento de los Acuerdos de Paz, gracias a los cuales "está desapareciendo la sociedad autoritaria y va construyéndose una nueva sociedad democrática", afirmó el vicepresidente salvadoreño.

Uno de los problemas más graves que afronta El Salvador es la violencia, propiciada principalmente por las pandillas, que se refleja en al menos 4.354 asesinatos registrados en 2011.

Sánchez Cerén consideró que "la violencia tiene sus orígenes en la falta del cumplimiento" de una parte de los acuerdos, "porque no se depuraron a profundidad todos los mecanismos de ejercicio del crimen", que fueron adoptados por pandilleros y sicarios.

Argumentó que "las estructuras vinculadas a los 'escuadrones de la muerte', a todas las estructuras ilegales que tenían la Fuerza Armada y el Ejército, no fueron desarmadas", y aunque sus integrantes "ya han de estar jubilados, quedó el concepto".

"Ahora vemos que no es el Estado el que ejerce la violencia", sino "organismos e instancias de impunidad, sicarios", que manejan "una maquinaria de crimen para tener dinero", señaló.

Sánchez Cerén reconoció que este "es el fenómeno más grande" al que hace frente El Salvador, donde "no puede hablarse de paz si existe ese fenómeno de violencia".

La pobreza no ha disminuido como debiera, consideró, porque "tiene sus raíces en este modelo económico que todavía se desarrolla" y no hay "un entendimiento alrededor de una nueva política económica más acorde a la consolidación democrática que vive el país".

"No hay un desarrollo económico que permita darle prioridad a la parte social", criticó, porque "no se profundizó el acuerdo económico a través del foro económico que estaba planteado en los Acuerdos de Paz".

"Eso no se llevó adelante" y, por tanto, no se generó un "entendimiento entre los grupos económicos y los trabajadores, que es lo que está pendiente", dijo Sánchez Cerén.

Respecto a la reconciliación, reconoció que, "aunque se ha avanzado, todavía hay familias enteras que están esperando conocer de sus familiares" que desaparecieron o fueron víctimas de otras violaciones a los derechos humanos durante la guerra civil.

Sin embargo, un gran avance fue que "este Gobierno del presidente Mauricio Funes fue el primero (cuando asumió en 2009) que pidió perdón al país por los efectos negativos causados por la guerra".

Funes también ya pidió perdón por el asesinato de monseñor Oscar Romero y la matanza de los jesuitas, y prevé hacerlo este 16 de enero, según el FMLN, por la masacre de El Mozote.

Además, Funes "reconoció su deuda con los lisiados de guerra" y creó una comisión que presentará iniciativas para la reparación moral y material de afectados por el conflicto, agregó el vicepresidente.

En El Salvador, puntualizó Sánchez Cerén, "hay un nuevo contexto y es producto de esos 20 años de los Acuerdos de Paz".

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