El ejército afgano lucha junto a la OTAN para retomar Kunduz, en manos de los talibanes

  • La OTAN, cuya misión de combate en Afganistán terminó hace nueve meses, desplegó este miércoles sus soldados en Kunduz para apoyar a los afganos que intentan retomar esta gran ciudad del norte del país de manos de los talibanes.

Estos soldados extranjeros, miembros de las fuerzas especiales, no luchan sino que "aconsejan y dan apoyo" a los soldados afganos, afirmó el coronel Brian Tribus, portavoz de las fuerzas estadounidenses, sin dar más detalles.

La ciudad de Kunduz, en manos de los talibanes, es su primera conquista importante desde la caída de su régimen en 2001 y supone un grave revés para el presidente Ashraf Ghani y sus aliados occidentales, encabezados por Estados Unidos.

Este miércoles la ciudad seguía en gran parte en manos delos insurgentes.

Según una fuente militar occidental que no quiso identificarse, los soldados de la OTAN son en su mayoría estadounidenses, alemanes y británicos, aunque los alemanes volvieron el martes por la noche a su base de Mazar-i-Sharif, 150 km al oeste de Kunduz, indicó un portavoz del ejército alemán.

En paralelo la aviación estadounidense lanzó desde el martes tres ataques aéreos contra Kunduz y su aeropuerto, donde los combates fueron muy intensos durante la noche, para intentar frenar a los insurgentes.

Según los servicios afganos de inteligencia, los ataques mataron a Mawlawi Salam, el responsable de los talibanes en la provincia de Kunduz, así como a su ayudante y a otros quince combatientes.

"Si los ataques aéreos continúan podríamos retirarnos de Kunduz pero vamos a extender la guerra hacia Tajar [una provincia cercana] y Mazar-i-Sharif", dijo a la AFP un alto responsable talibán en Pakistán.

Aunque los bombardeos sólo afectan a las zonas de combate periféricas son una ayuda vital para las tropas afganas.

Kunduz "es un terreno complejo y está lleno de civiles" dijo a la AFP Ben Barry, un experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.

Además, según un responsable del gobierno, las minas y los explosivos frenan el avanza de los refuerzos del ejército.

Por el momento es difícil determinar el número de víctimas pero según el ministerio afgano de Salud murieron hasta ahora 43 personas y 338 resultaron heridas.

La conquista de Kunduz por los talibanes y la presencia en Afganistán, de momento limitada, del grupo Estado Islámico ponen de nuevo sobre la mesa el debate sobre la idoneidad de la decisión de Estados Unidos de retirar totalmente su tropas del país en 2016.

"Confiamos en la capacidad [de las fuerzas afganas] para derrotar a los talibanes en Kunduz", dijo el portavoz del Pentágono, Peter Cook.

Mientras tanto, los talibanes pidieron a los habitantes de esta ciudad de 300.000 habitantes que vuelvan a la "vida normal". "Esta mañana los talibanes dijeron por los altavoces que se podían volver a abrir las tiendas. ¿Pero quién se atreve a hacerlo?", dijo un médico que no quiso dar su nombre.

En un video difundido en Facebook, los insurgentes anuncian que quieren aplicar su visión rigorista de la sharía (la ley islámica), un signo de que piensan instalarse en la ciudad.

La toma de Kunduz tiene además un aspecto simbólico porque coincide con el nombramiento del gobierno de unión nacional de Ashraf Ghani, que prometió devolver la paz a su país tras 30 años de conflicto.

Se trata también de la primera gran victoria del nuevo jefe de los talibanes, el molá Ajtar Mansur, designado hace unos meses tras el anunció de la muerte de su predecesor, el molá Omar, que habría fallecido en 2013.

Esta "gran victoria" ha levantado los ánimos de los talibanes y uno de sus responsables instalado en Pakistán aseguró que quieren extender la guerra a otras regiones. "Si hemos conseguido tomar Kunduz, Kabul no será difícil de conquistar", aseguró.

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