El fiasco de Podemos en Cataluña desata los recelos de sus socios de confluencia

    • El resultado compromete los acuerdos en otros territorios.
    • En Galicia, las Mareas debaten si concurrir con Podemos puede ahora restar votos.
Iglesias, con el candidato de Catalunya sí que es Pot, Lluis Rabell
Iglesias, con el candidato de Catalunya sí que es Pot, Lluis Rabell

La sombra del 27-S es alargada para Podemos. Al partido emergente, que había convertido estos comicios en una "parrilla de salida" de cara a las generales, le cuesta digerir un resultado del todo imprevisto y trata de derivar responsabilidades. Tras la noche electoral, Iglesias admitía en tono frío que los datos eran "claramente decepcionantes", pero aún así, insistía en que lo que había fallado era una " responsabilidad de Estado" que no había funcionado electoralmente.

Pese a que las encuestas avanzaban ya un resultado comprometido para Catalunya sí que es Pot, la marca blanca de Podemos aspiraba, al menos, a superar al PSOE, el rival con el que se mide, también según los sondeos, en las generales. El ascenso de Ciudadanos, previsto también aunque no en esta medida, se interpretaba en Podemos como consecuencia lógica de su ya arraigo en Cataluña. Pero la cuarta plaza, inesperada incluso en las encuestas, y peor aún, el hecho de haber logrado incluso menos escaños de los conseguidos por ICV-EUiA en 2012, 11 frente a 13, han desatado todas las incertidumbres. No sólo en el partido morado, también en sus socios de confluencia en los distintos territorios.

Siguiendo el modelo adoptado en Cataluña, la formación lleva semanas apurando sus candidaturas de unidad para las generales. La última, en Galicia, donde el pasado viernes se firmó el acuerdo por el que Podemos, Anova e IU concurrirán juntos en diciembre. Los resultados del domingo, en cambio, ponen ahora en aprietos una confluencia cuestionada desde hace tiempo por las bases de las Mareas-las candidaturas que en las pasadas autonómicas y municipales arrebataron el poder al PP en sus bastiones clave, como Santiago, A Coruña o Ferrol y socios de Iglesias para las estatales. El incontestable éxito logrado entonces dio a estas candidaturas una fuerza suficiente para negociar con condiciones y por ese motivo las conversaciones gallegas no fueron todo lo fluidas que se antojaba a Podemos, acostumbrado hasta entonces a una superioridad poco discutida.

Existe otro elemento que amenaza esa confluencia. La plataforma Iniciativa Pola Unión, promovida por afines al BNG, se ha constituido como alternativa a las Mareas y ha atraído ya a 'disidentes' de los partidos del pacto. Tras el 27-S, los llamamientos desde esta plataforma para que los 'socios' de Podemos reculen y articulen una única lista gallega de unidad se han multiplicado. La candidatura única es, consideran los nacionalistas. Xavier Vence, portavoz nacional del BNG, se muestra convencido de que aún hay tiempo para "sumar". " Galicia debe estar en primera persona en el debate de la inevitable reforma del Estado", apostilla el dirigente nacionalista.

También el acalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, una de las voces más acreditadas de Marea Atlántica, ha pedido reflexión y ha dejado ver sus recelos al acuerdo "de cúpulas" firmado la pasada semana. Sin ocultar la decepción, desde la dirección de Podemos-Galicia, tratan en cambio de desmarcarse del escenario catalán y aseguran que las elecciones y las organizaciones son "distintas", al igual que el enfoque de los comicios.Podemos descarta cambiar de estrategia

Desde la dirección nacional se descarta por el momento un cambio de estrategia. Lo dijo este lunes el propio secretario general, quien, en su lectural del 27-S vino a decir que el futuro de ICV-EUiA, sus aliados en la candidatura catalana, habría ido por otros derroteros si se hubiesen presentado por separado. "Nuestra presencia, humildemente, ha sido fundamental para salvar el resultado final", despejó Iglesias, para reconocer después, otra vez más, que ese resultado había sido "malo". "No nos gusta", remarcó. El candidato de IU a La Moncloa, Alberto Garzón excusó las cifras en que la campaña había orbitado en torno a Podemos. Los partidos habían diseñado sus estrategias por separado, y los candidatos nacionales no coincidieron en un solo mitin.

Las bases de Podemos, en cambio, piden a la dirección que someta la confluencia a un debate de la 'militancia'. Existe otro vértice 'caliente' para Podemos, el de la Comunidad Valenciana, donde el acuerdo parecía prácticamente ultimado con Compromís. El gran escollo es y ha sido siempre el Bloc, socio mayoritario en la plataforma de Oltra. El 75% de sus militantes ya había dicho a mediados de este mes que prefiere que Compromís concurra en solitario. En otra consulta reciente, los independientes de la coalición, Gent de Compromís, también votaron en contra: el 60% de sus militantes dijeron no a ir con Podemos.

La confluencia tensiona la convivencia en una organización fortalecida tras el 24-M. Pese a ello, Oltra está dispuesta a acudir con Podemos a las generales. Las relaciones entre ambos dirigentes son muy cómodas, y la valenciana podría optar por un referéndum de las bases para refrendar una candidatura conjunta.

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