El Ganivet más apasionado y decadente, en sus poemas a Mascha Diakovsky

  • La poesía francesa de Ángel Ganivet, ahora publicada por primera vez en español y reunida en un libro con el título de "Cancionero a Mascha", en honor a Mascha Diakovsky, musa de varios artistas de su época, revela a un hombre "apasionado y decadente, fuera del tópico de sesudo precursor del 98".

Sevilla, 7 nov.- La poesía francesa de Ángel Ganivet, ahora publicada por primera vez en español y reunida en un libro con el título de "Cancionero a Mascha", en honor a Mascha Diakovsky, musa de varios artistas de su época, revela a un hombre "apasionado y decadente, fuera del tópico de sesudo precursor del 98".

Así lo ha explicado a Efe su traductor, Manuel García, editor, profesor y también poeta que ha preparado esta edición bilingüe para la editorial sevillana Point de Lunettes.

Con esta edición se trata de contrarrestar "el desprecio de la crítica hacia la poesía francesa de Ganivet" y demostrar que "era un autor que no sabía hacer bien los versos, pero que tenía grandes ideas poéticas", según el traductor.

"Algunos de sus poemas tienen una fuerza tremenda, fuerza que algunos poetas famosos de hoy no tienen entre todos sus libros; Ganivet es un escritor de ideas poéticas, como lo fue Max Aub, aunque le faltó el oído de Lorca o de Unamuno", ha añadido.

La poesía francesa de Ganivet se ha publicado antes de forma fragmentaria e incluida en estudios especializados, "pero no se le dio importancia y nadie reparó en ella, ni nadie la tradujo completa ni vio un corpus o un libro unitario en ella; se despreció por mala", según García.

El traductor ha señalado que en 1915 y en 1924, en Granada, en el "Boletín del Centro Artístico de Granada", se tradujeron dos de estos poemas y uno de ellos, las "Chansons mélancoliques et sauvages", solo en un tercio, y que en 1940 Juan del Rosal tradujo una pequeña muestra en la editorial Yunque.

García ha descrito a Mascha Diakovsky como "una mujer culta y bellísima, que enamoró a muchos intelectuales europeos de finales del XIX, como al pintor finlandés Albert Edelfet o al bohemio ruso Alexander von Heirot, con el que tuvo un hijo y que, cuando se cansó de pasar hambre con Mascha, se separó de ella, se fue a Rusia y se ganó la vida como uno de los retratistas oficiales de Lenin".

Mascha Diakovsky conoció y trabajó con Matisse, Giovanni Papini o con Sibelius, que le puso música a varios poemas dedicados a ella.

"Ganivet se enamoró perdidamente de Mascha y, por el contenido de los poemas, se nota que la relación fue compartida; de Ganivet hay datos biográficos, aparte de sus textos literarios, que demuestran el enamoramiento, aunque falta un dato biográfico importante: las cartas y diarios de Mascha de esa época no aparecen", según García.

"Cuando Ganivet la tenía ya casi conquistada, apareció en Helsinki la esposa cubana del escritor con el hijo de ambos, y Mascha salió huyendo sorprendida", ha añadido García, para plantear preguntas sin respuesta:

"¿Por qué llegó Amelia Roldán (esposa de Ganivet) en medio de la relación de Mascha y Ganivet? ¿Fue Ganivet quien la llamó? ¿Fue Amelia Roldán quien se olió el asunto y se presentó con su hijo? No sería la primera vez que Ganivet hubiera tomado decisiones extrañas, contradictorias y contra sus propios intereses".

Con esta edición, García considera cumplido el objetivo de editar de forma rigurosa y ordenada todos los poemas que surgieron del amor a Mascha Diakovsky, la mayor parte escritos en francés pero alguno de ellos también en español.

Desde que Ganivet conoció a Mascha en la primavera de 1896 no dejó de escribirle poemas hasta pocos meses antes de su muerte, desde los primeros apasionados en francés hasta los que hace en español y que incluyó en los "Trabajos del infatigable creador Pío Cid", en 1898, poco antes de su suicidio.

Para García, esa apasionada relación amorosa "fue importante durante el desarrollo de la locura de Ganivet hasta su suicidio".

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