El grave daño que causan algunas bienintencionadas a las mujeres maltratadas

    • El número de asesinatos de mujeres se mantiene constante, ante la falta de autocrítica de políticos y ciertos sectores sociales.
    • Existe miedo a salirse de un discurso oficial que atribuye las últimas muertes a un repunte del machismo.
Campaña contra la violencia de género
Campaña contra la violencia de género

Dice el refrán que el camino hacia el infierno está empedrado de buenas intenciones. Me asusta mucho mencionarlo. Recuerdo muchas equivocaciones propias justificadas con el consabido "mi intención era buena". Pero no puedo dejar de hacerlo cuando leo comentarios como el que cito a continuación.

Leo un artículo escrito la semana pasada y titulado: ¿Por qué han matado a cinco mujeres en cinco días? La lista sobrecoge: una el domingo de madrugada en Baena (Córdoba), dos el domingo por la tarde en Llíria (Valencia), otra en Oviedo el lunes por la mañana, otra en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) el jueves.

Por desgracia, en los siguientes días murieron dos más en El Vendrell (Tarragona) y Marchena (Sevilla).

Esto es horrible, espantoso, espeluznante. Y comprendo que algún periodista se pregunte: "¿Cómo es posible?".Ejercicio de voluntarismo

Pero entiendo menos, como ha sucedido en este artículo, que se formule la siguiente pregunta: "¿Cómo es posible que ocurra esto cuando el sábado anterior, 7 de noviembre, hubo una manifestación contra la violencia de la mujer?", (como si un tío que se apiola a la parienta fuera sensible a los movimientos ciudadanos por los derechos humanos).

Pretender establecer una relación de causa/efecto entre una cosa y otra requiere un ejercicio notable de voluntarismo. Pero, bueno, comprendo que cause gran impacto el repunte de los feminicidios justo después de reclamar por las calles a voz en grito más protección a las mujeres.

Lo que ya me parece de traca es quienes pretenden descubrir contubernios judeomasónicos tras estas trágicas muertes que, por si no ha quedado claro, han sucedido en días distintos, en lugares distintos, y a manos de asesinos sin ninguna relación entre ellos.

A la pregunta del mencionado artículo "¿se siente amenazado el machismo?", la psicóloga especializada en violencia machista responde sin dudarlo:

"Por supuesto. A un movimiento de avance, quienes no quieren cambiar su situación de privilegio responden con un contramovimiento. La marcha fue algo histórico, todo el mundo la vio. De forma inconsciente, removió a los agresores su lugar de privilegio de género y aumentó su furia".

No sé ustedes, pero cuando he leído semejante memez he tenido que recoger mi quijada y volverla a poner en su sitio.Instrumentalización de las víctimas

¿Cómo es posible que haya quien analice con tanta frivolidad cosas tan serias como cinco asesinatos? ¿Cómo una persona que se supone formada puede creer que un crimen por celos, por envidia o por puro y simple odio se debe a una defensa de "los privilegios de género"? ¿Pero usted de verdad piensa, señora mía, que el salvaje que se cargó a su mujer y a su suegra en plena calle lo hizo por la rabia que le produjo ver las marchas feministas del sábado pasado? Aquella manifestación fue un éxito, no lo dudo, pero… ¿acaso constituyó un acontecimiento planetario, como diría la Pajín?

Por si esto fuera poco, presten atención a la respuesta en el mismo artículo de Belén Zurbano, profesora de Periodismo en la Universidad de Sevilla e investigadora en comunicación, género y violencias:

"Sí, el machismo se siente amenazado. Ve cómo se tambalean los pilares de sus privilegios históricos. La forma de comunicar puede generar mayor o menor impunidad en los agresores. Y ahora no se sienten impunes, se sienten atacados".

¿Hasta qué punto ha llegado la instrumentalización de las víctimas, que personas supuestamente bienintencionadas no dudan en aprovechar las muertes para traer agua a su molino?

Imaginaos por un momento a uno de los bestias de esta semana diciendo: "No puedo soportarlo. Las calles de Madrid están tomadas por las feministas. Ahora mismo voy a pegarle un tiro a mi mujer, para que toda España se entere que los machos aún seguimos mandando".

Si no estuviéramos hablando de una realidad muy triste, cabría una licencia para soltar la carcajada.Miedo a salirse del discurso oficial

Pero no. Esto no tiene ninguna gracia. ¿Dónde ha quedado el pudor? Desde luego, no en las redes. Basta asomarse a este tuit de la escritora Laura Freixas, justo después de los atentados terroristas en París.Horrorizada por esta nueva muestra de violencia masculina #JeSuisParis— LauraFreixas (@LauraFreixas) noviembre 14, 2015

¿Por qué tanto miedo a salirse del discurso oficial? ¿Por qué negar la evidencia de que la actual Ley de Violencia de Género no ha servido ¡en diez años de vigencia! para disminuir notablemente el número de asesinatos? A falta de un mes, ya llevamos este año dos muertas más que en 2014. ¿Por qué no se elabora otra ley o se reforma esta? ¿Por qué hay tanta gente que se goza en el aumento de las denuncias por violencia de género y no abre la boca al menos para extrañarse de que el número de víctimas mantenga su escandaloso y constante goteo? ¿Tendrá algo que ver con los criterios de concesión de determinadas ayudas públicas? ¿Qué es lo que queremos realmente: ver a más hombres denunciados o a menos mujeres muertas?

¿Qué necesidad hay de inventarse enemigos tan monstruosos como imaginarios? ¡Como si no existieran agresores concretos y víctimas concretas! A los primeros hay que detener, a las segundas, que proteger. Y está claro que de momento no estamos consiguiendo hacerlo bien.

¿Es ese constructo oportunista, 'el machismo', el nuevo 'Gran Enemigo' que necesitan algunos bienintencionados (o aprovechados) para justificar una posición, un cargo o... una subvención?

Pues déjenme decirles que, por desgracia, no faltan mujeres amenazadas que agradecerían una subvención, un guardaespaldas o una casa-refugio para ser protegidas mucho mejor de lo que estamos haciendo ahora. Hay maneras más útiles de emplear el dinero.

Creo que todas las mujeres, especialmente las víctimas reales de violencia de género, se merecen que la sociedad entera haga un poco más de autocrítica y, sobre todo, exija mucho más rigor en el análisis de la violencia de género.

Sigue @martinalgarra

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