El jurado declara culpable al acusado de matar a una paraguaya de trece puñaladas

Toledo.- Un jurado popular ha declarado hoy por unanimidad culpable a José Luis F.L., de 64 años, de matar de trece puñaladas, con una puntilla de descabellar, a la inmigrante paraguaya Sonia Luz P.D. en la localidad toledana de Pantoja, el 3 de junio de 2008.

El jurado, que ha dado su veredicto en una hora, el más rápido de cuantos se recuerdan en la Audiencia toledana, considera a José Luis culpable del delito de homicidio con la atenuante de confesión, lo que se ajusta a las tesis de la fiscalía, a la que se han adherido tanto la defensa como la acusación particular.

Por tanto, la pena que fijará el presidente magistrado del tribunal del jurado, Urbano Suárez, será la de once años de cárcel, dado que ninguna de las partes ha objetado esta calificación de los hechos tras la contundente declaración del culpabilidad del encausado, que negó que padeciera trastorno mental alguno, como había argumentado la defensa en sus conclusiones provisionales.

El fiscal también ha pedido una indemnización de casi 200.000 euros en total para el marido y el hijo de la víctima, de catorce años, que se encuentran en Paraguay, aunque según han dicho los primos de la fallecida, Amelia y Edil, el acusado se ha declarado insolvente.

Los hechos juzgados se iniciaron sobre las 13:30 horas del 3 de junio de 2008 en el interior de la tienda de comestibles que el acusado regentaba en la calle Madrid de Pantoja, donde José Luis había citado a la mujer para hablarle de un posible trabajo de camarera en un bar del pueblo.

Ambos se conocían de mantener relaciones sexuales esporádicas a cambio de dinero y, según dijo la defensa inicialmente, la discusión entre ambos estuvo motivada porque la mujer le amenazó con comunicar a su mujer la relación que ambos mantenían si no le daba el dinero que le había pedido y que no cuantificó.

Tras matar a Sonia Luz, el acusado cubrió su rostro y su cuerpo con bolsas de plástico para luego trasladar el cadáver, atado con cinta de embalar, hasta el arroyo Guatén, de Pantoja, donde ese mismo día fue descubierto por unos vecinos que paseaban por el lugar.