El mayor enemigo de Putin lleva muerto dos años

  • Uno de los hombres denunciados y perseguidos públicamente por el Gobierno ruso lleva muerto más de dos años. El caso de Sergei Magnitsky ha revelado uno de los lados menos conocidos de la política de Vladimir Putin y sus "enemigos fantasma".
Putin, la sombra de Medvédev
Putin, la sombra de Medvédev
lainformacion.com
Fred Weir, Moscú (Rusia) | GlobalPost

El caso de Sergei Magnitsky (que destapó lo que bien podría ser la estafa del siglo y después cometió el error de testificar sobre ello) se ha convertido en un enorme escándalo internacional desde que murió, en circunstancias altamente sospechosas, en un calabozo policial en noviembre de 2009.

Era un abogado corporativo de maneras más bien suaves que lleva muerto dos años.

La historia de cómo Magnitsky expuso una enorme red de corrupción en los niveles más altos de la administración y después le tendieron una trampa, torturaron y asesinaron ha sido bien documentada.

Está detallada en informes realizados por el órgano ruso de control independiente de las cárceles, por la comisión de los derechos humanos del Kremlin y también en una investigación de 75 páginas encargada por su empleador, Hermitage Capital, una firma de gestión de activos con sede en Londres fundada en 1996 y que sigue siendo uno de los principales inversores extranjeros en Rusia.

A finales de enero las escuelas de negocios estadounidenses de Harvard y Columbia difundieron lo que puede ser el estudio definitivo del caso, que probablemente aumentará la indignación internacional unos cuantos grados más.

En muy buena parte debido a los esfuerzos de Bill Browder, el fundador de Hermitage que vive en Londres desde que le negaron la reentrada en Rusia hace seis años, abogados en EEUU, Canadá y al menos cinco países de la UE están evaluando leyes que podrían impedir que 60 altos cargos rusos implicados en el caso puedan viajar, comprar propiedades o hacer transacciones bancarias con dichos países.

EEUU ya ha impuesto restricciones a visados y otras sanciones.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el fiscal general, Yury Chaika, han calificado esas sanciones de presión "inaceptable" sobre el sistema legal ruso, lo que podría acabar socavando el delicado "reinicio" de las relaciones entre Moscú y Washington en la era Obama.

Ninguno de los altos cargos implicados en lo que le ocurrió a Magnitsky ha sido castigado.

La mayoría de ellos han sido exculpados.

Algunos incluso han sido ascendidos o condecorados.

El pasado octubre, policías rusos abrieron una investigación póstuma sin precedentes sobre Magnitsky.

Algunas voces críticas señalan que está más bien destinada a intimidar a sus familiares y partidarios, y a acallar cualquier nueva revelación sobre negocios privados de autoridades rapaces.

La semana pasada la Fiscalía rusa declaró cerrada la investigación y dijo que pronto llevarán el caso contra Magnitsky a los tribunales, en lo que se cree que será el primer juicio público contra una persona muerta en la historia rusa.

Browder también será juzgado in absentia.

"Están intentando con todas sus fuerzas demostrar la culpabilidad de Magnitsky, aunque esté en la tumba, como una señal hacia todos los jueces y policías corruptos de que pueden estar tranquilos con lo que están haciendo", asegura Yana Yakoleva, presidenta de Business Solidarity Foundation, un grupo de presión de Moscú.

"En este país el estado considera que los bolsillos de las empresas privadas son sus propios bolsillos, en los que pueden meter mano siempre que quieran.

Cuando digo estado no me refiero a una máquina gobernada por la ley, sino lo que tenemos aquí en Rusia: grupos de autoridades que supuestamente son servidores públicos, pero que realmente usan sus posiciones para el autoenriquecimiento. Eso realmente no se puede llamar estado".

Como abogado de Hermitage, Magnitsky descubrió lo que después denunció como una vasta estafa por parte de altos cargos de la administración rusa para malversar los 230 millones de dólares que las diversas compañías de Hermitage Fund habían pagado en impuestos al Tesoro ruso en 2006.

Según sus declaraciones hechas en dos sesiones ante el Comité de Investigación del Estado Ruso, la operación comenzó en junio de 2007 con una redada policial en la sede de Hermitage en Moscú, en la que fueron confiscados contratos, sellos oficiales y otros documentos básicos de varias compañías vinculadas a la firma.

Los conspiradores usaron esos documentos para registrar de nuevo en secreto las mismas compañías con el Gobierno ruso, pero bajo una "nueva dirección". Pidieron un reintegro fiscal total, que fue aprobado en un solo día y enviado directamente a cuentas privadas abiertas por los urdidores del plan.

"Esta historia es sólo la punta del iceberg de la corrupción y la criminalidad en el Gobierno ruso", ha dicho Browder, que recientemente regresó a Londres después de acudir al Foro Económico Mundial de Davos, a donde va cada año para urgir a la élite empresarial para que presione a sus contactos rusos sobre el caso Magnitsky.

"La única cosa especial sobre este caso es la cantidad de evidencias detalladas que hemos acumulado sobre cómo funcionan los cargos corruptos y se aplica la ley…

Desde que empezamos a dar publicidad a nuestros descubrimientos, docenas de otras víctimas de las mismas autoridades han dado un paso adelante para compartir sus casos. Lo que hemos descubierto es que las mismas tácticas aplicadas a Sergei han sido usadas en otros casos similares".

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