El sargento primero Joaquín Moya falleció en Afganistán por un disparo de un insurgente que le entró por la clavícula, por una abertura del chaleco antibalas, y siguió una trayectoria que le afectó al corazón, durante un ataque que duró unos minutos, indicaron los mandos militares españoles en Herat.
Joaquín Moya, de 35 años, casado con otra militar y padre de un niño, falleció durante un ataque en la zona de Ludina, donde participaba en un ejercicio de instrucción del Ejército afgano.
El ataque al contingente español duró escasos minutos, pero el militar español, que iba protegido con chaleco antibalas, recibió un disparo desde una distancia de entre 600 a 800 metros.
El proyectil, disparado con un arma ligera de precisión, entró por la clavícula izquierda, una zona no protegida por el chaleco y se fue a alojar en el corazón, explicó el teniente coronel médico de la base de Herat, Tomer Alonso.
En este sentido, agregó que al entrar la bala y estando en posición de tumbado o cuerpo tierra, el proyectil se desplazó a los vasos principales del corazón -arterias y venas-, lo que produjo el fallecimiento en pocos minutos.
"Mala suerte", lamentó el teniente coronel, quien agregó que recientemente otro militar recibió un impacto similar que solo le produjo una lesión muscular.
La bala que mató al sargento primero entró en sentido descendente por debajo de la clavícula y no dejó orificio de salida, remarcó el teniente coronel médico.
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