El norte de Kosovo es el principal escollo en el diálogo serbio-kosovar

  • El norte de Kosovo, poblado por una mayoría de serbios que no reconocen la autoridad del Estado albanokosovar, sigue siendo el principal obstáculo para el diálogo entre Belgrado y Pristina.

Snezana Stanojevic

Belgrado, 7 dic.- El norte de Kosovo, poblado por una mayoría de serbios que no reconocen la autoridad del Estado albanokosovar, sigue siendo el principal obstáculo para el diálogo entre Belgrado y Pristina.

El lunes próximo las partes enfrentadas inician la delicada gestión conjunta de cuatro puestos limítrofes en esa zona.

Se trata de un intento de avanzar hacia la normalización plena de sus relaciones, un proceso amparado por Bruselas y que lideran los primeros ministros serbio, Ivica Dacic, y kosovar, Hashim Thaçi.

La gestión conjunta se refiere a cuatro puntos en el norte de Kosovo -Jarinje, Brnjak, Konculj y Merdare-, que Pristina considera pasos fronterizos y que Belgrado ve como administrativos, y neutros respecto al estatus de Kosovo.

Al principio, estos puntos limítrofes no tendrán símbolos nacionales ni funcionarán como aduanas, y pretenden simplemente facilitar el paso de personas y mercancías entre Serbia y Kosovo, hasta que se logre una decisión final.

En el norte de Kosovo se centra menos de la mitad de los 120.000 serbios que viven en el Estado kosovar, y su situación es más "favorable" que de los connacionales en el centro y sur, esparcidos en enclaves aislados.

Los serbokosovares de cuatro municipios del norte -Mitrovica, Zvecan, Zubin Potok y Leposavic- llevan varios días en protesta pacífica en Jarinje, para impedir la construcción de una nueva infraestructura para el paso.

Exigen "garantías escritas" de las autoridades de Belgrado de que no se creen en el norte pasos fronterizos, y que no se les obligue a portar documentos de identidad y matrículas emitidos por Pristina, cuya autoridad no reconocen.

Serbia y Kosovo también intercambiarán oficiales de enlace para facilitar el diálogo y la aplicación de lo acordado.

En verano de 2011, aumentaron las tensiones en el norte de Kosovo cuando Pristina decidió enviar a funcionarios albanokosovares a la frontera con Serbia.

Se registraron entonces numerosos incidentes y enfrentamientos violentos durante las manifestaciones de la población serbokosovar.

Sin el apoyo de Belgrado, los serbios del norte de Kosovo celebraron en febrero pasado un referéndum de rechazo de la independencia de esa exprovincia serbia.

Dejaron así claro que obrarían por su cuenta si Serbia acepta la soberanía de Pristina aunque sea de forma implícita.

Belgrado, que insiste en que quiere evitar conflictos, se muestra firme en su postura de "no reconocer nunca" la independencia de Kosovo, pero acepta compromisos "dolorosos" con el objetivo de acercarse a la Unión Europea (UE).

No obstante, es difícil esperar que Belgrado renuncie al norte kosovar sin obtener nada a cambio, mientras que las autoridades de Pristina insisten en establecer pleno control sobre su territorio.

La UE ha dejado claro que excluye cualquier posibilidad de dividir Kosovo, en aparente respuesta a ciertas opiniones en Belgrado de que una partición del territorio kosovar podría ser una solución duradera al conflicto.

Los albanokosovares proclamaron en febrero de 2008 la independencia de Kosovo, que Serbia no reconoce hasta hoy, y que ha sido apoyada por más de 90 países, entre ellos Estados Unidos y la mayoría de los países miembros de la UE.

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