El papa termina gira mexicana en nueva pero herida Ciudad Juárez

  • El papa Francisco partió este miércoles a una recuperada pero herida Ciudad Juárez, donde abordará el problema migratorio en una masiva y simbólica misa que llegará a fieles en ambos lados de la frontera con Estados Unidos, en el cierre de su gira de cinco días por México.

Desde primera hora de la mañana, rios de personas con banderines y camisetas que dicen "yo amo al papa" empezaron a llegar a la explanada junto al río Bravo, donde Francisco dirigirá esta tarde una misa transfronteriza.

Muchos tomaron sus previsiones e iban cargados con sombreros, garrafones de agua, almohadas, mantas y comida para pasar el día ante las inclemencias del tiempo en este desierto, por donde cada año pasan centenares de migrantes en busca del sueño americano.

"Yo viví por muchos años con miedo de que me fueran a agarrar pero al final logre mi sueño, aunque siento que ya Estados Unidos sobrepasa las reglas separando a familias de migrantes" , dijo a la AFP Conchita Somosa, una trabajadora social de 60 años que desde hace 16 es ciudadana estadounidense.

Maria Ortega Cruz Bautista, de 62 años, también hizo el viaje desde Chicago para reunirse con su familia en Juárez y poder ver este día "histórico" para su herida ciudad natal, que dejó a los 14 años.

Espera ansiosa las palabras que Francisco pronunciará como "un mensaje positivo, no nada más para la gente de ambos lados (de la frontera) sino para los gobernantes, para que tengan más piedad y más consideración para los migrantes".

"Que el papa vea el rostro verdadero de Juárez", se escuchaba en los altavoces del escenario montado para la misa junto al fronterizo río Bravo.

La mayoría de los migrantes que cruzan ese río son centroamericanos que huyen de la violencia y la pobreza de sus países y se juegan la vida al atravesar México, donde son víctimas de extorsiones, secuestros e incluso asesinatos por parte del crimen organizado.

Después de lanzar mensajes duros contra el narcotráfico y la corrupción en su gira por México, está previsto que el papa se enfoque este miércoles en la dramática situación de los migrantes en un mensaje que tendrá eco en ambos lados de la frontera.

Más de 200.000 personas asistirán a la misa del lado de Ciudad Juárez, que será retransmitida por pantalla gigante en un estadio de El Paso con capacidad para 51.000 asistentes.

Cerca del lugar donde tendrá lugar el oficio religioso está el sencillo comedor comunitario "El Pescador", sitio de paso para muchos migrantes como Isaías Franco, un salvadoreño de 47 anos.

"Nosotros no vamos a hacer daño a nadie, sólo salimos de nuestros países a buscar un futuro mejor. Solo pedimos respeto", expresa este salvadoreño flaco y sin rasurar, que llegó a vivir siete años en Oklahoma pero fue deportado en 2011.

En los últimos meses, se ha registrado una ola de deportaciones en la frontera sur de México que se suman a las que realiza Estados Unidos, que las ha intensificado a raíz de la crisis de menores migrantes no acompañados.

En Estados Unidos, de hecho, voces antimigratorias como las del precandidato presidencial republicano Donald Trump tienen cada vez más altavoces: el magnate lamentó el martes que Francisco sea una personalidad "muy política" que no entiende "el peligro de tener una frontera abierta como la que hoy tenemos con México".

La migración es solo uno de los problemas que experimenta Juárez por su condición fronteriza.

Enclavada en el desierto de Chihuahua, esta ciudad vivió los peores años de la guerra militar contra el narco entre 2008 y 2011, en medio de las batallas entre el cártel de Juárez y el de Sinaloa, de Joaquín "El Chapo" Guzmán, por quedarse con esta plaza estratégica para el tráfico de drogas.

Decenas de chicas jóvenes desaparecieron esos años y sus familiares siguen buscándolas o exigiendo justicia por las que aparecieron en pedazos en el desierto, volviendo la memoria a la época negra de los feminicidios en los '90.

Estas madres y familiares de otras víctimas de la violencia, como los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, podrían estar en la misa transfronteriza del papa.

La violencia será otro de los ejes de la escala de Francisco en Juárez, donde visitará un penal que simboliza el cambio de la ciudad, al pasar de ser uno de los más violentos a convertirse en uno ejemplar.

El evento tendrá especial significación porque, un día antes de que el papa llegara a México, 49 presos murieron en un motín en un penal Monterrey (norte).

Francisco también se reunirá con trabajadores de las fábricas manufactureras o maquilas, reveladoras de la pobreza de aun reina en la "nueva" Juárez.

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