El Senado comienza a lavar su mala imagen

  • En las pasadas elecciones, más de dos millones de personas expresaron a través de su voto su rechazo al papel del Senado. Unos piden una reforma de arriba abajo. Otros, directamente su desaparición. Ante este clamor social, los partidos políticos se han puesto en marcha para revitalizar esta Cámara y darle más protagonismo. Esta tiene que ser la legislatura de la reforma del Senado. Te contamos los primeros cambios que se quieren introducir.
Todos los grupos del Senado firman la creación de una ponencia para reformar la Cámara en algunos aspectos
Todos los grupos del Senado firman la creación de una ponencia para reformar la Cámara en algunos aspectos
Beatriz Toribio

El Senado tiene muy mala prensa entre los ciudadanos. Y cada vez son más las voces que piden su desparición por su elevado coste y su escasas funciones. Por eso, los partidos políticos se han puesto manos a la obra para reformarlo antes de que acabe esta Legislatura.

¿Lo conseguirán? Si nos atenemos a anteriores intentos, la cosa parece difícil. Pero nuestros políticos saben que es mucho lo que está en juego y que no pueden perder este tren.

La semana pasada, todos los partidos con representación en la Cámara Alta daban el primer paso: por unanimidad apoyaron la creación de una ponencia para que en menos de un año -en junio de 2013- se establezcan las reformas que necesita el Senado para reforzar su papel.

Pero ¿cuáles son esas reformas en las que están pensando los partidos? En algunas hay un amplio consenso, pero otras levantan ampollas y unas pocas están ya en marcha:

1. Tener más influencia que el Congreso en "cuestiones territoriales"

Una forma de dar más visibilidad al Senado en la que parece hacer consenso es en convertirla en cámara de "primera lectura" para que el Senado tenga la voz cantante en todas aquellas iniciativas de índole autonómico o local.

Es decir, que cuestiones como el estudio, diseño y debate de los estatutos autonómicos, el nuevo sistema de financiación local, la cesión de tributos o cualquier ley que afecte a las comunidades autónomas sean debatidas antes en el Senado que en el Congreso.

"No tiene sentido que los estatutos de autonomía lleguen al Senado ya trillados desde el Congreso cuando es el Senado la cámara territorial por excelencia", explica José Miguel Camacho, secretario general del Grupo Socialista en la Cámara Alta.

También piden que este protagonismo del Senado se extienda a todas aquellas proposiciones de ley que surjan de la propia Cámara. "Hay muchas iniciativas del Senado que no ven la luz en el BOE porque se echan para atrás en el Congreso", añade Antolín Sanz, secretario geeral del Grupo Parlamentario Popular.

Ahora toda iniciativa que propone el Senado va al Gobierno, que si la acepta la envía al Congreso, donde se debate, se enmienda y se envía después al Senado. Si en la Cámara Alta se introduce algún cambio, vuelve de nuevo al Congreso, cámara que siempre tiene la última palabra.

2. Poder de veto

El Gobierno del PP, en un intento por darle mayor protagonismo al Senado, ha incluido un cambio en la ley de Estabilidad Presupuestaria para que la Cámara Alta tenga la última palabra en el techo de gasto, es decir el límite de endeudamiento del Estado.

Hasta ahora la prevalencia del Congreso permitía levantar por mayoría simple el veto del Senado. No obstante esta nueva medida es algo demagógica, ya que la mayoría absoluta del PP en la Cámara Alta permitiría al Gobierno sacar adelante sin problemas el techo de gasto y cualquier otra medida.

Según el 'número dos' de la dirección del Grupo Popular en el Senado, "hay unanimidad" entre todas las fuerzas políticas para extender este poder de veto a otras leyes, como los Presupuestos Generales del Estado. Antolín Sanz asegura que "sería un cambio significativo".


3. Comparecencia del presidente

Mariano Rajoy va a continuar con la tradición instaurada por  su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, de comparecer una vez al mes en la sesión de control al Gobierno para someterse a las preguntas de los parlamentarios.

La primera comparecencia tendrá lugar la semana que viene mientras que a partir de este martes ya lo han empezado a hacer todos los ministros, que desfilan por las diferentes comisiones del Senado, para explicar los planes de sus respectivas carteras.

4. Elección de los senadores

Después hay una serie de reformas en las que no hay tanta unanimidad. Varios grupos apuestan por cambiar el sistema de elección en el Senado para que la circunscripción electoral deje de ser la provincia y pase a ser la comunidad autónoma.

"Se debe dar más relevancia a las autonomías frente a las provincias en el sistema de elección" porque "no tiene sentido que se prime a las comunidades con más provincias, independientemente del número de habitantes que tenga", explica Eva Barreda, portavoz de CiU en la Comisión de Reglamento del Senado.

El Grupo Socialista también aboga por un mayor peso de las comunidades autónomas para "evitar paradojas como que la Comunidad de Madrid tiene más senadores que Castilla y León , pese a que esta última es mayor", explica Camacho.

Pero su secretario general apunta que esta reforma "no se va a plantear" a corto plazo porque la falta de consenso impediría avanzar en el resto de puntos.

El PP se opone a esta modificación porque implicaría un cambio en la Constitución y se avanzaría hacia "un modelo federal con el que no estamos de acuerdo", explica Antolín Sanz.


5. Lenguas cooficiales

La semana pasada saltaron todas las alarmas al conocerse que el PP quiere acabar con el uso del catalán, euskera, gallego y valenciano en el debate de las mociones en el Pleno. Una reforma que se introdujo en la anterior legislatura.

José Manuel Barreiro, el portavoz del PP en el Senado, calificó de "equivocada" esta decisión, pero consciente de que la polémica será grande, a continuación añadió que ésta no es "una reforma prioritaria". "Es una línea roja que no se puede traspasar", aseguran desde CiU.

Pero la idea sigue ahí. Y en tiempos de recortes, a buen seguro que el Partido Popular replantea esta medida que tiene un coste en torno a los 120.000 euros anuales.

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