El "seráfico" Philippe Jaroussky vuelve al Real con un recital "pirotécnico"

  • A Philippe Jaroussky (Maisons-Laffite, 1978) le ponía "de los nervios" que dijeran que tenía voz de ángel pero ahora, cuando su quimérico timbre de contratenor ha ganado en potencia, ha asumido que es su "etéreo color" el que llena teatros como el Real, en el que el sábado dará un recital "pirotécnico".

Concha Barrigós

Madrid, 10 nov.- A Philippe Jaroussky (Maisons-Laffite, 1978) le ponía "de los nervios" que dijeran que tenía voz de ángel pero ahora, cuando su quimérico timbre de contratenor ha ganado en potencia, ha asumido que es su "etéreo color" el que llena teatros como el Real, en el que el sábado dará un recital "pirotécnico".

El francés, el más prestigioso y popular de los contratenores -la voz que se imagina más parecida a la de los castrati de hace 200 años-, está "feliz" con su vida, su carrera y elecciones como la volver al Real para dar su primer recital en España y hacerlo con un repertorio que "va a entusiasmar", promete en una entrevista con Efe.

Para el regreso al "espléndido" Real, en el que hace un año y medio fue aclamado por su Nerón de "L'Incoronazione di Poppea", un papel que duda mucho que repita por su extrema exigencia, ha escogido "Fuegos de Artificio de un Castrato", con el que ha estado dos semanas de gira por Estados Unidos con un gran éxito.

Es un programa "menos musicológico" de los que habitúa este experto en música barroca porque quería "enamorar" al público con las arias que "más suerte" le han dado, es decir composiciones de Antonio Vivaldi, y con otras del "mayor genio de la música", que para él no es otro que Georg Friedrich Haendel, al que quiere dedicarse más en el futuro.

Este programa "de fiesta, pensado para disfrutar", que interpreta junto a la "expertísima" y "magnífica" orquesta barroca de Cleveland, Apollo's Fire, dirigida por la harpiscordista Jeannette Sorrell, tiene "muchas coloraturas" y también "sentimiento y dulzura" con "piezas de resistencia" como su impagable "Vedro con mio diletto", visto cerca de 1,4 millones de veces en YouTube.

"A veces hay que dar al público lo que espera -ríe-. Las cuatro arias de la primera parte son de Haendel y no son de las más conocidas. De 'Ariodante' canto 'Manca, oh Dei, la mia costanza', mi preferida y que no cantaba desde hace diez años".

Le ha sorprendido mucho "escucharse" en esa pieza porque, dice, hace una década tenía la voz más aguda, más ligera, y ahora tiene más potencia.

"Al comienzo de mi carrera tenía mucho miedo de probar, de oscurecer mi voz y no dejarla crecer, pero ahora estoy muy feliz con la evolución porque estoy dejando que suene y aunque no tengo la voz más potente del mundo puede llenar un teatro y sigue siendo natural a la que vez que transmite toda la emoción", asegura el artista, obsesionado desde que empezó con huir del "falsetto".

Su voz, mezcla de la energía masculina y la dulzura femenina pero con la líquida pureza de un niño, emplea para cantar la parte exterior de las cuerdas vocales y trabaja a diario en aferrar al suelo firme de la naturalidad y la sinceridad su extraordinario timbre.

"Hace unos años quería cambiar el repertorio porque estaba cansado de los papeles escritos para soprano. Ahora he descubierto que mi voz no ha cambiado mucho de tesitura y es más de soprano o mezzo que de contralto alto y eso me ayuda a sonar aún más natural y da más equilibrio con la orquesta".

Jeannette Sorrel, en declaraciones a Efe, afirma que Jaroussky es "exquisito", un "artista muy serio" y "un ángel", algo esto último que a él, confiesa, no le gustaba "nada" hace unos años pero que ahora acepta porque, dice, su voz es "más angelical que dramática" lo que no significa, precisa, "que sea angelical en la vida".

"Ese es el timbre de mi voz y no es casualidad que 'Vedro o mio diletto' guste tanto a la gente. Ese color etéreo es la firma de mi voz pero la paradoja es que, en función del papel, puede ser tan angelical como demoniaca".

El contratenor prepara para el año que viene una ópera sobre el pintor Caravaggio en la que quiere poner su voz al servicio del lado salvaje para hablar "del genio de Dios y de la oscuridad de la humanidad" y el papel de Sexto en "Julio Cesar" para el Festival de Salzburgo, nada menos que con Cecilia Bartoli y Anne Sofie von Otter.

"Lo se. Soy un suertudo", bromea el cantante, que "necesita" tanto los recitales como la ópera, "placeres diferentes" por la preparación y la gestión.

"En ópera se es un pequeño engranaje pero esa forma de trabajar es muy importante para un cantante porque es menos narcisista y es muy bueno escuchar a los demás porque se aprende mucho", añade humilde.

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