El Supremo brasileño deja pendientes las sentencias del juicio del siglo

  • La Corte Suprema de Brasil concluyó sus sesiones de hoy sin analizar la ejecución de las sentencias del juicio por corruptelas registradas durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, con lo que el trámite deberá quedar para la semana próxima.

Brasilia, 14 nov.- La Corte Suprema de Brasil concluyó sus sesiones de hoy sin analizar la ejecución de las sentencias del juicio por corruptelas registradas durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, con lo que el trámite deberá quedar para la semana próxima.

Aunque el tribunal decidió este miércoles ejecutar las penas de inmediato y ese asunto era el primero de la agenda divulgada por la corte, la sesión de hoy comenzó con otros procesos totalmente ajenos a la llamada "Acción Penal 470", como se conoce este sonado caso en la jerga judicial.

El presidente del Tribunal Supremo, Joaquim Barbosa, ni siquiera participó de toda la audiencia y, según dijeron a Efe fuentes de su despacho, se retiró para dedicar parte de la jornada a un último análisis de la forma en que se ejecutarán las sentencias.

El caso se refiere a una red de corrupción tejida por el Partido de los Trabajadores (PT) en 2002, cuando Lula ganó por primera vez las elecciones, y que según consideró probado la corte le permitió costear campañas y sobornar a otros cuatro partidos que le dieron al Gobierno la mayoría parlamentaria que las urnas le habían negado.

Por esos escándalos fueron condenados 25 políticos y empresarios, entre ellos el exministro de la Presidencia José Dirceu, quien en la época era considerado la "mano derecha" de Lula, el expresidente del PT José Genoino y el antiguo tesorero de esa formación Delubio Soares.

Aunque doce de los reos tendrán derecho a un nuevo juicio por uno de los varios delitos por los que han sido condenados, el Supremo decidió este miércoles que todas las sentencias que ya son firmes deberán comenzar a cumplirse de inmediato.

En el caso de aquellos que serán juzgados nuevamente el próximo año por el delito de asociación ilícita, las penas serán ajustadas en función de ese nuevo proceso.

En medios políticos, jurídicos y en la prensa brasileña se esperaba que hoy mismo fueran dictadas las primeras órdenes de captura, pero la exclusión del caso de la agenda del Supremo fue interpretada como una señal de que eso sólo será la semana próxima, incluso porque mañana es festivo en Brasil.

Salvo el exdiputado brasileño Roberto Jefferson, quien en 2005 denunció esas corruptelas en las que él mismo participó y recibió una pena de siete años de cárcel, todos los condenados permanecieron hoy en silencio y lejos de los periodistas.

Jefferson comentó el asunto en su blog y aseguró que se siente "tranquilo" pese a la inminencia de la prisión.

"Hace ocho años denuncié al país el mayor escándalo que presencié en Brasilia" y "todo realizado por quien, décadas atrás, apuntó con el dedo a muchos, acusándolos de corruptos", escribió en su blog en una aparente alusión a Dirceu, ministro de la Presidencia en el Gobierno de Lula y condenado a diez años y diez meses de cárcel.

"Suspendieron mis derechos políticos durante diez años y ayer la Corte Suprema de mi país decretó mi prisión ¿Estoy satisfecho con esto? Mentiría si dijese que sí. Pero me reconforta, sin embargo, la creencia de que la política brasileña, de ahora en más, puede ser mejor", añadió en su blog.

Luego, en declaraciones a los periodistas frente a su casa en Río de Janeiro, afirmó que no se arrepiente de nada.

"Tampoco me regocijo. Soy un reo condenado igual que los otros. Ahora, vamos a esperar por el destino", declaró Jefferson, quien desde hace meses está enfermo de cáncer.

Dirceu, el más prominente de los condenados, no se pronunció sobre la decisión del Supremo, aunque sí lo hicieron sus abogados, quienes aseguraron que espera la orden de captura con "calma".

De hecho, fue encontrado por reporteros del diario O Estado de Sao Paulo en una remota playa del estado nororiental de Bahía, donde estaba con algunos amigos y familiares.

No habló con los periodistas, pero fue fotografiado en ropa de baño, relajado y al parecer indiferente ante la inminente orden de captura que será librada en su contra.

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