El testigo que no vio el cadáver de Asunta sustenta el 'tercer hombre' de las defensas

Este lunes 5 de octubre ha comenzado la comparecencia de testigos en el juicio por el crimen de Asunta Yon Fang, tras los interrogatorios a Alfonso Basterra y Rosario Porto, que fueron sus padres adoptivos y ahora están acusados de drogarla y provocar su muerte por asfixia.

La primera jornada de testificales no ha defraudado, en unos casos por el excesivo protagonismo que han querido acaparar algunos testigos, y en otros casos por la especial relevancia que su deposición ha tenido para contrarrestar lo declarado por ambos acusados, a los que piden condenas de hasta 20 años de prisión.

Brindando lo que ha parecido más teatro que sentimientos, más artificio que dolor real, Porto y Basterra han acudido vestidos en clave de luto a esta primera sesión tras sus declaraciones.

La primera declaración del día era la que más apoyo concede a la hipótesis de las defensas, basada en un tercer hombre, al que repercuten el crimen, y del que aseguran se desconocen el rastro por una supuesta ceguera de investigadores y juez instructor.

El que comparecía en primer lugar era Manuel Crespo, cuya casa es la más próxima a la pista forestalde Feros, en la parroquia de Cacheiras, en la que se halló el cuerpo sin vida de la niña de doce años. Su testimonio es preocupante para la tesis del Ministerio Público, según la cual los padres adoptivos fueron los que llevaron el cadáver a la cuneta en la que se la encontró, con cuerdas con las que habrían intentado simular un secuestro.

La hipótesis del fiscal Jorge Fernández de Aránguizquedaría en agua de borrajas de ser cierta, ya que ha ratificado ante el jurado popular que, en compañía de su esposa Charo, pasó tres veces por el lugar donde apareció el cadáver de la niña entre las 23.15 y la medianoche del 21 de septiembre del 2013, y considera que el cuerpo no estaba todavía allí.

En la sala se ha mostrado muy seguro:"Si la niña estuviera allí juro por mi madre que la hubiera visto", ha declarado, añadiendo que junto a su mujer "pasamos a 60 centímetros" del sitio en el que después sería encontrado el cadáver por dos transeúntes.

Crespo ha añadido que llevaba una linterna durante su paseo, extremo que junto al resto de su testimonio ha sido ratificado por su esposa, que antes de la fase de instrucción ya había dejado claro que pasaron por el lugar "a las doce y media, y allí no había nada, y no es una cosita que no veas, es el cuerpo de una persona", precisó.

De ser cierto que el cuerpo fue colocado más tarde, Rosario Porto y Alfonso Basterra quedarían a salvo de haber abandonado el cadáver, ya que les habría sido imposible. Se sustentaría de este modo la hipótesis del Tercer Hombre de los letrados de las defensas.

Es tan necesaria esta versión para Basterra y Porto que al primero le ha tenido que llamar al orden el juez, por hacer espectáculo cuando otro testigo declaraba en contra de la misma.

Ha sido al final de la sesión de la mañana, cuando declaraba un guardia civil que estuvo presente en la inspección del lugar en el que apareció el cadáver de la niña.

El agente, para sustentar la posibilidad de que el el vecino que pasó por la zona no viera el cuerpo, ha declarado que a metro y medio de distancia del cadáver no se veía nada: "Tuvieron que enfocarlo para ver algo", ha señalado, recordando que se encendieron los focos de los Patrol de la Benemérita para alumbrar el escenario.

En ese momento Basterra ha comenzado a hacer gestos de desaprobación, actitud que le ha reprochado el magistrado Jorge Cid. A favor de la queja de Basterra hay que decir que el testimonio de Crespo es algo que desquicia el relato de los hechos escrito por los investigadores.

Que en noche de luna llena, con visibilidad suficiente, no una persona sino dos, acostumbrados al perfil del paisaje, pasaran junto al cuerpo sin vida de la niña tendido en un talud y no lo vieran, resulta difícil de creer. LaPolicía Judicial hizo pruebas de visibilidadcolocando señuelos para marcar la ubicación del cuerpo de Asunta, porque a los investigadores no les encajaba -y sigue sin cuadrarles- que el cadáver no hubiera sido colocado allí por los acusados.

¿Dónde estabas Alfonso?

En la maraña de versiones que han ido facilitando los acusados, el pasado viernes Alfonso Basterra declaró a preguntas del fiscal, que en la tarde del 21 de septiembre de 2013 en que desapareció Asunta él no salió de su piso hasta las 21.30 horas, hora en que le llamó Rosario Porto tras regresar de la casa de Teo.

Durante esas horas, según su versión, se dedicó a cocinar albóndigas ("Hice un montón, como 20", declaró durante la instrucción) y después se puso a leer.

Pues bien, este lunes una testigo le ha dejado 'a los pies de los caballos', al señalar con una importante dosis de seguridad, que se encontró esa tarde con Basterra que iba en compañía de Asunta.

Se llama Clara, y fue compañera de Asunta en las clases de idiomasen la Alianza Francesa, razón por lo que también conocía a su padre. La chica ha señalado sin duda alguna ante el jurado que el 21 de septiembre se cruzó con padre e hija entre las 18.22 y las 19.00 horas.

El encuentro fue en la esquina de las calles Republica del Salvador y Xeneral Pardiñas. Para sustentar aún más el marco horario, la joven cuenta con el comprobante de venta del calzado deportivo que adquirió en un comercio antes del encuentro.

De ser cierto, ¿dónde iba Alfonso Basterra con su hija, y con qué propósito como para ocultar el episodio a los investigadores? ¿Esperaba a Rosario para subir en coche ambos con la niña al chalet de Teo? Si salió de casa con la niña, ¿porqué no aparece en ninguna de las cámaras de vídeo de la zona, que sí captaron a Rosario y a Asunta?