El estado de emergencia se instala en Francia

Cinco días después del atentado de Niza, el gobierno francés envió el martes al parlamento un proyecto para prolongar de nuevo el estado de emergencia, en un clima político tenso a nueve meses de la próxima elección presidencial, por las acusaciones de debilidad en la lucha contra el terrorismo formuladas por la oposición.

A riesgo de ser tachado de "fatalista" por sus detractores, primer ministro Manuel Valls advirtió una vez más de que habrá "otros atentados" en Francia y la gente deberá "aprender a vivir con la amenaza".

"Aunque estas palabras son difíciles de pronunciar, es mi deber hacerlo: habrá otros atentados y más inocentes muertos", dijo Valls ante los diputados durante el debate sobre la prolongación del estado de emergencia.

"No debemos acostumbrarnos, pero debemos aprender a vivir con la amenaza", añadió Valls.

El proyecto de ley preveía una prolongación de tres meses pero un consenso con la oposición la lleva a seis meses, hasta finales de enero de 2017. Dicho régimen, decretado tras los atentados del 13 de noviembre, facilita los registros policiales y el arresto domiciliario de sospechosos.

El presidente francés, François Hollande, se mostró favorable el martes a prolongar este régimen de excepción hasta seis meses.

"Cuando ha habido un ataque del que no sabemos si habrá réplicas (...) mi responsabilidad y la del parlamento es prolongar el estado de emergencia, por tres meses, y estoy dispuesto a ir hasta tres meses más", declaró el martes en una conferencia de prensa en Lisboa.

Desde la matanza del 14 de julio en Niza, la oposición conservadora no deja de criticar la actuación del gobierno. El lunes reclamó una comisión parlamentaria de investigación sobre la tragedia, que causó 84 muertos y cerca de 300 heridos, 19 de los cuales seguían entre la vida y la muerte el lunes por la noche.

El partido de Los Republicanos, del ex presidente Nicolas Sarkozy, también defendía la prolongación del estado de emergencia y planteó como condiciones una duración de seis meses y un endurecimiento de las medidas previstas en ese marco.

"El gobierno no se opondrá a la idea de prolongar de manera razonable el estado de emergencia", confirmó el secretario de Estado para las relaciones con el parlamento, Jean-Marie Le Guen.

En el estado de excepción también se incluirá la posibilidad de registros administrativos a cualquier hora del día o de la noche sin necesidad de autorización por un juez, así como el análisis de los datos de los ordenadores y teléfonos hallados.

El debate parlamentario podría centrarse en las exigencias de la derecha para endurecer todavía más las medidas, incluyendo centros de detención preventiva para las personas sospechosas de radicalización islamista.

Manuel Valls rechazó con fuerza el martes toda idea de instaurar una "legislación de excepción" y defendió que Francia siga siendo un Estado de derecho.

El atentado de Niza es la tercera matanza en Francia desde enero de 2015. Con las elecciones presidenciales en el horizonte, dentro de nueve meses, este ataque sigue atizando el clima político francés. Tanto la oposición conservadora como la ultraderecha acusan al gobierno socialista de ser poco severo frente a la situación.

El primer ministro fue abucheado el lunes en Niza durante la ceremonia de homenaje a las víctimas en el paseo de los Ingleses de esta ciudad turística del Mediterráneo, donde se produjo el atentado.

La tensión se ha exacerbado al acercarse las primarias de la derecha, en noviembre, que propicia la puja entre los principales rivales, el ex primer ministro Alain Juppé, el favorito, y Nicolas Sarkozy.

Un sondeo conocido el martes refleja un rechazo masivo de los franceses respecto a los principales candidatos potenciales. Un 73% no quieren "en ningún caso" que François Hollande sea reelegido y un 66% no desean la vuelta de Sarkozy a la presidencia.

Los investigadores confirmaron el lunes el "carácter premeditado" del atentado, "pensado y preparado" por el tunecino Mohamed Lahouaiej Boulhel. Cinco personas seguían detenidas la noche del martes, según una fuente judicial.

Entre los muertos en el atentado figuran 38 extranjeros de 19 países, según Exteriores. Unos treinta eran musulmanes, la mayoría franco-tunecinos, según un responsable de la comunidad musulmana de la región de Niza.

Pese a la reivindicación del grupo yihadista Estado Islámico (EI), "ningún elemento de la investigación demuestra hasta ahora la lealtad (y pertenencia) de Mohamed Lahouaiej Boulhel a la organización terrorista", declaró el fiscal de París, François Molins.

En cambio, el análisis de su computadora muestra que tuvo un "interés claro y reciente" por el islamismo radical, añadió Molins.

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