Emilio calderón: "jerusalén es una ciudad de compartimentos estancos que no se relacionan entre sí"


El historiador y novelista Emilio Calderón considera que "Jerusalén es una ciudad de compartimentos estancos" donde unas comunidades no se relacionan con otras y que la falta de empatía entre ellas es una de las causas fundamentales del conflicto palestino-israelí.
Calderón hizo este diagnóstico en un desayuno informativo en Servimedia, donde expuso su visión de un conflicto que entiende como "una guerra civil", por el origen étnico común de israelíes y palestinos. Y, como tal guerra civil, especialmente cruenta y producto de una situación compleja de la que "a España no llega eco de lo que realmente pasa".
Este autor, finalista del Premio Planeta en 2009 y que ha cosechado excelentes críticas en Estados Unidos y Gran Bretaña, publicó en septiembre la novela 'La cosecha humana', donde aprovecha las posibilidades del género polifónico por excelencia para retratar esa complejidad que suele pasar desapercibida en las semblanzas de no ficción que se realizan del conflicto en Occidente.
Bajo una trama policial, la mirada de los protagonistas, dos agentes de origen español y argentino emigrados a Israel y que por tanto pueden observar las contradicciones y prejuicios de ambos bandos sin ser presa de sus paradigmas reduccionistas y unilaterales, desfilan colectivos heterodoxos de judíos y palestinos de los que nunca se habla en España.
Así, descubrimos en sus páginas a la asociación Arabs for Israel que defienden el Estado judío y la modernidad que podría inculcar a los musulmanes de la región y el grupo de judíos ultraortodoxos Neturei Karta que reniegan del sionismo laico y quisieran someterse a una autoridad política palestina.
También encontramos al colectivo de agentes de la seguridad israelí 'Rompiendo el silencio' que denuncia los excesos de la represión contra los palestinos y la asociación de mujeres de ambas religiones Bat Shalom que, ante la evidencia de que la mentalidad de los hombres eterniza el conflicto, buscan una conciliación que evite la muerte de sus hijos.
La trama policial investiga una red de tráfico de órganos que denunció hace años un periodista sueco, quien descubrió que militares israelíes aprovechaban la autopsia de combatientes palestinos para extraerles las vísceras y luego comercializarlas. Un negocio muy rentable en el país dado que tanto el judaísmo como el islam rechazan la donación de órganos.
"LAS PIEDRAS TIENEN ALMA"
La temática ficticia condensa, así, la esencia de un conflicto que Calderón achaca en buena parte a dos cosmovisiones simétricas, la judía y la musulmana, que creen que "las piedras tienen alma", anteponen el más allá al más acá, constriñen la libertad de imagen y comportamiento de sus mujeres e impiden el diálogo constructivo. "La idea de Dios ha provocado más muertes de las que ha evitado", sentenció en Servimedia.
Dos de las víctimas de la trama serán, significativamente, un periodista israelí contrario al sistema y una mujer musulmana renegada de su religión, que mantenían una relación sentimental.
Las motivaciones de los crímenes tendrán que ver con su oposición a la red delictiva, pero, como si en Israel no pudiera ser de otra manera, su muerte adquirirá pronto connotaciones relacionadas con el conflicto y será susceptibles de ser instrumentalizada políticamente.
Pese a todo esto, y la oportunidad que se perdió cuando en 2000 Yasser Arafat rechazó la oferta de Ehud Barak de retirarse de los territorios ocupados y compartir Jerusalén como capital, acaso la mejor ocasión que ha habido de resolver el conflicto, el novelista se mostró confiado en que la situación obligará finalmente a la constitución de dos Estados, ya que la ideal de uno solo donde ambas comunidades se respeten se antoja hoy por hoy "inviable".
Hasta que ese momento llegue, Calderón criticó tanto la "reacción despropocionada" de Israel a los ataques de Hamas como la evidencia de que este partido los perpetra a sabiendas de que van a provocar las represalias del Gobierno estatal.
En el desayuno, el autor alertó también de la posibilidad de que Estados Unidos utilice a Israel de "ariete" contra Irán y cuestionó el empeño de Occidente en que la llamada primavera árabe deba desembocar en un parlamentarismo análogo al suyo, cuando lo esencial es que los regímenes que surjan respeten los derechos humanos.
Con todo, Calderón recordó que entre Jesús de Nazaret y Mahoma mediaron seis siglos, y tal vez sea ésa la brecha que separe a ambas civilizaciones y aproximadamente el tiempo que se deba conceder a la sociedad civil musulmana para que se rebele contra la teocracia como hizo entre el XIX y el XX la cristiana.

Mostrar comentarios