¿Entrará la guerra en la campaña electoral?

    • El pueblo español ha demostrado un espíritu pacifista, es más bien reacio a un acto de guerra aunque sea limitado.
    • El PP bajo el síndrome del 11 M, que el propio Rajoy sufrió en sus carnes electorales, no quiere que el tema se cuele en la campaña electoral.

La izquierda extrema está intentando reproducir el fenómeno de la última legislatura de Aznar. Han empezado las manifestaciones contra la guerra. De momento sólo unos miles de personas se reunieron a la llamada de Podemos, los Ayuntamientos Carmena-Adau y similares, IU y sus aledaños de la cultura progre. Se reunieron bajo el lema “no en nuestro nombre”. No son los suficientes para crear inquietud en las demás fuerzas políticas.

Pero la situación es inestable, cualquier acontecimiento puede desequilibrar la situación a un lado o al otro: a la repulsa a cualquier acción en la guerra siria contra el yihadismo radical, o al apoyo incondicional a una aventura bélica. El pueblo español ha demostrado un espíritu pacifista, es más bien reacio a un acto de guerra aunque sea limitado. Pero el orgullo patrio herido puede despertar sentimientos insospechados.

Por eso los partidos tradicionales andan dubitativos. El PP bajo el síndrome del 11 M -que el propio Rajoy sufrió en sus carnes electorales- no quiere que el tema se cuele en la campaña electoral. Huye de su mención como del fuego. Su consigna es: los países europeos, Francia en particular, no nos han pedido nada y por eso nada hay que responder (al menos hasta después del 20D).

El PSOE también tiene sus dudas. No quiere que Podemos le robe votos por la izquierda, por eso ha mantenido un prudente rechazo a la intervención de España en el conflicto. Pero ahora ha descubierto que su competidor más directo es Ciudadanos, así que debe tirarse al centro. De manera que, curiosamente, en la última semana su posición ha virado. Del no rotundo de Pedro Sánchez cualquier tipo de intervención a decir que España debería ayudar a sus aliados naturales ¿Es una posición sincera o aviesa? ¿De verdad quiere que España se defina o lo que desea es que lo haga el PP, para, a continuación, acusarle de belicista?

Mientras tanto Ciudadanos, libre de ataduras y pasado, mantiene un discurso en consonancia con su españolismo. Todo lo que sea despertar el ardor patrio le favorece. Albert Rivera no tiene empacho en añadirse al “Pacto Anti-terrorismo Yijadista” y adquirir protagonismo a costa pequeños partidos como el PAR aragonés, UPN navarro, Foro Asturias y Coalición Canaria y el difunto UPyD. Al mismo tiempo, Pablo Iglesias vigila desde fuera presentándose como observador, pero preso de sus miedos electorales. No puede dejar todo el beneficio anti-guerra a IU.

De momento la guerra anti-yihadista no está entre las claves de la campaña electoral. Parece que no le interesa introducirla a ninguno de los partidos, porque no se sabe cómo reaccionaría el votante medio.

Eso también denota que hay “aversión al riesgo” en las cúpulas de los partidos españoles. La experiencia histórica indica que, en otros países, los líderes que aceptaron estos retos de cara y actuaron contra los enemigos de la nación, sacaron réditos electorales importantes ¿Se atreverían nuestros líderes a tomar decisiones como esas? ¿Reaccionaría el pueblo español como el inglés, el francés o el norteamericano?

En la última legislatura de Aznar ocurrió lo contrario. El votante español dio la espalda al PP por ir a la segunda guerra de Irak porque, aunque España fue de puntillas, pareció que era protagonista ¿Son las mismas circunstancias?

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