Eufóricos, chavistas cierran campaña para legislativas sin pensar en la derrota

  • Codazos, arañazos, empujones. La muchedumbre se desgañita al ver llover franelas estampadas con los ojos de su fallecido líder Hugo Chávez durante un mitin para las legislativas del domingo en la barriada de Carapita, en el oeste de Caracas.

"¡Pásame una, tíramela aquí!", implora una rubia rolliza mientras se abre paso entre una masa compacta que aplaude detrás de una baranda de metal, a diez metros de la tarima donde los candidatos bailan y se abrazan con cantantes y actrices de televisión.

Elevado sobre un cerro, Carapita forma parte del circuito que alberga más electores en Caracas.

Ya se repartieron globos en forma de corazón con el tricolor nacional, y aún quedan afiches junto al escenario que retumba con cada golpe de tambor de una orquesta que interpreta música navideña de este país petrolero y gobernado por el socialismo desde hace 16 años.

Entre la multitud está Joselín Pérez, una morena de mirada vivaz y madre de tres niños que se confiesa "chavista de corazón".

En su barrio "hay rumores de la gente de la oposición" que pronostican una derrota del oficialismo, pero no los cree. "Si ellos ganan nos quitan todo, ya no vamos a tener los mismos beneficios", dice esta ama de casa de 31 años.

En medio de una marea de afiches, sostiene una cartulina que lleva escrito con marcador el lugar que ocupa el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en la tarjeta electoral: "Arriba a la izquierda en la esquina la de los ojitos (de Chávez)".

Pérez niega que la escasez de productos básicos por la crisis económica pueda hacerle cambiar el voto, aunque reconoce que afecta su cotidianidad.

Solo va al mercado los viernes, único día que puede abastecerse según las regulaciones del gobierno. "Hay que empezar la cola a las seis de la mañana para lograr comprar algo".

De pronto el acto pasa a ser transmitido en el programa televisivo del presidente Nicolás Maduro.

"¿Cómo está Carapitaaaa?", pregunta el mandatario, desatando el alborozo de la gente cuando las pantallas instaladas en el lugar lo muestran en vivo.

"¡Salimos en televisión!", grita un puñado de adolescentes cerca del cordón que separa a los asistentes de los políticos.

José Gudiño, en cambio, se mantiene en calma. A sus 68 años dice estar complacido de haber obtenido una pensión gracias a Maduro. "Hay que votar por el PSUV para mantener el legado del presidente Chávez", afirma.

En el escenario destaca una mujer menuda de camisa blanca: la canciller Delcy Rodríguez, quien asegura que la posibilidad de derrota -que anuncian encuestadoras independientes- no está en el horizonte del chavismo.

"No está contemplado, mira al pueblo, mira la alegría, estamos desbordados de triunfo", dijo a la AFP.

Empapado en sudor su hermano, Jorge Rodríguez, coordinador de la campaña chavista, descarta que el oficialismo pueda generar violencia tras los comicios, que Maduro promete "ganar como sea".

"Los únicos violentos en estas elecciones son los representantes de la derecha. El pueblo venezolano está contento de seguir siendo chavista", declaró a AFP Rodríguez en medio del estruendo de fuegos artificiales.

Mientras contempla la pirotecnia, Pérez dice estar lista para atender el llamado de Maduro de tomar la calle. "Estoy dispuesta a hacer lo que él diga para defender la revolución".

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