La Eurocopa, un desafío para Hollande con poco rédito, o ninguno

Nada que ganar y mucho que perder. La Eurocopa constituye para el presidente socialista francés François Hollande un gran desafío, en un contexto de huelgas, pero es poco probable que le beneficie para las elecciones de 2017.

El evento, el último de esta envergadura en el país antes de las presidenciales de 2017, comenzó en un clima tenso, entre el miedo a atentados y una protesta social con huelgas que se eternizan. Además Hollande bate récords de impopularidad en los sondeos.

El presidente disfrutará del espectáculo, como gran aficionado al fútbol que es. El interrogante es si sacará tajada de la Eurocopa en el caso de que transcurra sin grandes manifestaciones ni caos en los transportes, o incluso de una victoria o buen desempeño de la selección francesa. La mayoría de los expertos lo dudan.

"¡No, por supuesto que no, claro que no! Tenemos un presidente extremadamente impopular. No puede haber un beneficio sustancial para François Hollande", resume el politólogo Gaël Sliman, del instituto de sondeos Odoxa. Esto no cambiará con la Eurocopa, pero Hollande puede "derrumbarse literalmente" si fracasa, añade.

"Si los movimientos sociales, las dificultades diversas, el terrorismo continúan" aunque Francia ganara la Eurocopa tendría "efectos mínimos" para el presidente, abunda Paul Diestchy, un historiador especialista en deporte.

Habría alborozo, pero es "una emoción bastante efímera (...) los franceses son lo suficientemente inteligentes para distinguir entre este periodo corto y la vida diaria", estima.

Ocho meses después de los ataques yihadistas del 13 de noviembre de 2015 en París (130 muertos y cientos de heridos), el miedo a un nuevo atentado es real.

Pero es que además Francia arrastra tres meses de movilización social contra la reforma laboral, salpicada de actos violentos de alborotadores, y es posible que continúe durante la Eurocopa.

"No le perdonarán a François Hollande que agüe la fiesta dejando que la basura desborde en las calles, ni los trenes bloqueados", explica Gaël Sliman.

Según varios sondeos recientes, la mayoría de los franceses (54%) desaprueba la continuación de las huelgas y manifestaciones y casi seis de cada diez responsabiliza a Hollande y a su primer ministro, Manuel Valls, de la situación.

El presidente asistirá a todos los partidos de la selección en la fase de grupos.

En el pasado la victoria de Francia en casa se tradujo en una mejora de la popularidad para los dirigentes, como en el Mundial de 1998. Tanto el expresidente de derecha de entonces Jacques Chirac como su primer ministro socialista Lionel Jospin, con el que cohabitaba políticamente, se beneficiaron de ello.

Los expertos recuerdan, sin embargo, que su popularidad ya había subido antes del comienzo del Mundial gracias a una coyuntura económica favorable.

En su visita de hace una semana a los jugadores de la selección francesa, Hollande sacó a relucir las presidenciales de 2017. En una competición, "nada está cantado de antemano", dijo y añadió: con frecuencia, los "favoritos" no son los preferidos.

Y es que guarda en mente que un año antes de su elección se le conocía como el "Señor 3%", en referencia al porcentaje que le atribuían los sondeos para las primarias socialistas, en los que se imponía el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn.

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