EL EXJEMAD JULIO RODRÍGUEZ DICE QUE LA ENTRADA DE ESPAÑA EN LA OTAN SUPUSO LA “CONEXIÓN” CON LOS “EJÉRCITOS DEMOCRÁTICOS”

El exjefe de Estado Mayor de la Defensa (jemad) y actual miembro de Podemos, José Julio Rodríguez, defiende que la entrada de España en la OTAN constituyó una “potente medida de política militar”, al señalar “el camino de la apertura internacional y de la conexión con los ejércitos de los países democráticos”.
Así se expresa Rodríguez en un artículo en el semanario digital CTXT, recogido por Servimedia, en el que analiza el “antes y el después” que supuso para la acción exterior española la entrada de España en la OTAN, ahora que se cumple el trigésimo aniversario de la celebración del referéndum sobre la pertenencia de España a la Alianza Atlántica.
En dicho artículo el exjemad defiende que el referéndum y la entrada de España en la UE “corrieron caminos paralelos”.
Esta afirmación le sirve para hacer un recorrido por los acontecimientos que vivió España desde la Transición hasta el 12 de marzo de 1986 cuando se celebró el referéndum. Rodríguez comienza recordando que tras las elecciones democráticas del 15 de junio de 1977 el expresidente Adolfo Suárez se centró más en la política interior del país urgido por la necesidad de consolidar un sistema democrático que acabase con las estructuras de la dictadura de Franco.
No será, desde su punto de vista, hasta la primavera de 1980, momento en que Francia veta el proceso de ampliación de la Comunidad Económica Europea paralizando la adhesión de España, cuando el Gobierno español decidió “utilizar” el ingreso de España en la OTAN como “moneda de cambio” para “presionar” a la Alianza Atlántica y lograr la entrada en el proyecto comunitario.
A ello se sumó las “dificultades” de la política interna con la moción de censura presentada por el PSOE, el “varapalo” recibido por la UCD en las primeras elecciones autonómicas celebradas en País Vasco y Cataluña, las reclamaciones de Andalucía para conseguir mayores cotas de autogobierno, lo que “debilitaba” la posición de Suárez.
INGRESO OTAN
Por esta razón, Suárez decidió, “con cierto secretismo”, la integración de España en la OTAN y presentar su dimisión al Rey. El golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, según Rodríguez, demostró la necesidad de “reciclar” y “occidentalizar” a las Fuerzas Armadas para “evitar futuras actuaciones antidemocráticas”. “Se pensaba que las Fuerzas Armadas de los países de la OTAN podían servir, en ese sentido, como modelo e imagen para las españolas”.
A partir de ese momento, surgieron movimientos a favor y en contra de la entrada de España en la OTAN, que desembocaron en que el 30 de mayo de 1982 España se convirtiese en el miembro número 16 de la Alianza Atlántica.
Ello provocó que el PSOE calificara esta decisión como “barbaridad histórica” y “tremendo error” y que se corría el riesgo de que España se convertiría en una “colonia” de EEUU. Tras su victoria en las elecciones del 28 de octubre de 1982, los socialistas reconocieron que recogían una “indeseable herencia” del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo.
Rodríguez rememora que las primera medidas impulsadas por el PSOE fueron “anunciar a los aliados la intención del nuevo Gobierno de detener la integración en la organización militar” y convocar un referéndum sobre la pertenencia de España a la OTAN para demostrar que el país era un “aliado seguro y fiel”.
El exjemad evoca el año 1985 cuando el expresidente del Gobierno Felipe González expuso su famoso ‘Decálogo’ sobre la política de paz y seguridad, que sirvieron de base para la pregunta del referéndum: ‘¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?’
Ante el mismo el PCE se opuso a la integración en la OTAN, mientras que Alianza Popular, germen del PP, y ya entonces como Coalición Popular, se decantó por la abstención. La consulta arrojó los siguientes resultados: 52,49% votos a favor; 39,1% en contra y 6,53% en blanco.
MILITARES
Rodríguez califica como “poco homogénea” la posición de los militares ante el referéndum. La Armada y el Ejército del Aire eran más partidarios de la integración en la Alianza, mientras que las posiciones en el Ejército de Tierra eran mucho menos favorables.
El exjemad señala como una “potente medida de política militar”, al señalar “el camino de la apertura internacional y de la conexión con los ejércitos de los países democráticos” la entrada de España en la OTAN.
A ello se añade “la necesidad de reformular las relaciones bilaterales” con EEUU, “unas relaciones desequilibradas, en las que España desempeñaba el papel de comparsa y que eran prolongación de los acuerdos firmados por Franco con Eisenhower en 1953”.
Por ello, se firmó un Convenio de Cooperación para la Defensa con EE.UU. (1988) que, aprovechando momentos de debilidad política, volvió a revisarse en los años 2012, “para contribuir significativamente al sistema de defensa contra misiles balísticos de la OTAN”, y 2015, “para ampliar el número de tropas desplegadas en la base de Morón hasta un máximo de 2.200 militares, 500 civiles y 26 aeronaves”.
Unas revisiones que incumplen uno de los mandatos aprobados en el referéndum, hace treinta años: “La reducción progresiva de la presencia norteamericana en España”. “Cosas veredes, amigo Sancho”, concluye.

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