Expertos advierten del peligro de desnutrición de los mayores que viven solos

  • La crisis económica, la soledad, algunos problemas de salud, la falta de apetito y la pereza por cocinar para uno solo hace que las personas mayores que viven solas en sus hogares estén entrando en riesgo de desnutrición, ha advertido hoy la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Madrid, 9 ene.- La crisis económica, la soledad, algunos problemas de salud, la falta de apetito y la pereza por cocinar para uno solo hace que las personas mayores que viven solas en sus hogares estén entrando en riesgo de desnutrición, ha advertido hoy la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Cerca de un 20 por ciento de las personas mayores que viven solas en sus domicilios ingieren menos de 1.000 kilocalorías diarias, una cifra insuficiente, añade la SEGG, que sitúa en 2.100 el número idóneo.

Una persona mayor "debería ingerir unas 2.100 kilocalorías diarias, que llegarían a 2.500 o más según su situación de salud y/o actividad física (estas cifras teóricas corresponden a un peso de 70 kilos. Si el peso es menor no llegaría a estas estimaciones)", según señala Federico Cuesta, geriatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

"Las calorías recomendadas dependen de la situación de salud del anciano y del peso, y en general se consideran necesarias unas 25-35 kilocalorías por kilo de peso y día. Estos cálculos aumentarían según el grado de actividad física y en situaciones de enfermedad", agrega Cuesta.

Entre las razones por las que las personas mayores comen menos de lo que necesitan destacan la pérdida de piezas dentarias, la dificultad para tragar, la ingesta de fármacos y la pérdida de apetito, pero, además, influyen otros factores sociales como la soledad a la que se ven abocadas muchas personas mayores.

Para solventar los inconvenientes que trae consigo el paso del tiempo en la alimentación del mayor, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recuerda que se debe revisar la cavidad oral de los mayores y corregir la pérdida de piezas dentarias para facilitar la deglución.

Asimismo, es útil realizar una limpieza adecuada de la cavidad oral, lo que facilita la percepción de los sabores y minimiza los riesgos de infección.

Por otra parte, modificar la consistencia del alimento o emplear agua gelificada y espesantes para minimizar las posibilidades de aspiración y mantener un estado de hidratación adecuado son eficaces para mejorar la dificultad que tiene este colectivo para tragar, agrega la SEGG.

El menú del anciano puede basarse en la clásica pirámide de alimentación saludable que presta especial atención al consumo de agua y de mayor a menor frecuencia: pan, cereales, patatas, arroz, pasta, verduras, hortalizas, frutas, lácteos, carnes, pescado, huevos y de forma ocasional grasas y dulces", según Cuesta.

En cuanto a la prohibición de alimentos, el experto considera que es más útil hablar de adaptar las ingestas al paciente que de prohibir, ya que en este subgrupo de población es mucho más frecuente la desnutrición.

"A veces se debe pactar con el anciano la toma controlada de algunos elementos como el alcohol o la sal en un intento por minimizar las dietas restrictivas y el riesgo de desnutrición. En situaciones de enfermedad dependerá del tipo de patología en cada caso", concluye Cuesta.

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología cuenta con más de 2.400 socios de áreas multidisciplinares.

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